La Paz, (Hora 25).- Israel creará la primera red de coches eléctricos del mundo. La instalación de 500.000 tomas a lo largo de su territorio permitirá recargar baterías por todo el país. Los vehículos serán entregados en comodato, un mecanismo similar a lo que ocurre con los teléfonos celulares. La revolucionaria tecnología estará disponible a partir del año 2011 y se propone cambiar el paradigma energético mundial.
Vivir sin petróleo
Es el sueño de la legión de países importadores que aspiran a reducir emisiones de gases contaminantes, dejar de depender de países políticamente inestables y sanear los bolsillos de los consumidores.
En el caso de Israel, país en conflicto con sus vecinos de Oriente Próximo, las aspiraciones de suficiencia energética van muy en serio.
Y piensan lograrlo con la puesta en marcha de la primera red de coches eléctricos del mundo, que contará con 500.000 puntos para recargar baterías por todo el país y cuyos automóviles a pilas empezarán a salir a la calle el año que viene. Para nutrir la red eléctrica, el Gobierno sembrará de placas solares el desierto del Néguev y pondrá en marcha una batería de medidas legislativas.
“En el pasado ya lo hicimos con la alta tecnología, con el software. En el futuro lideraremos el mundo de las energías renovables”, explica Hezi Kugler, director general del Ministerio de Infraestructuras israelí.
Hasta ahora, los coches eléctricos no han logrado aceptación en el mercado, en parte por su falta de autonomía y de puntos para recargar las baterías. Israel considera que, por sus características, puede ser el lugar ideal para este tipo de proyecto. En este pequeño país, la distancia entre los núcleos urbanos no supera los 150 kilómetros. Además, parte de sus fronteras -con Líbano y Siria- son intransitables para los israelíes por motivos políticos, lo que reduce los viajes de larga distancia. “No tenemos paz con nuestros vecinos. Esa desgracia se convierte en oportunidad para experimentar nuevas tecnologías”, asegura Mark Regev, portavoz del primer ministro israelí.
El coche se podrá cargar en casa por la noche, haciendo uso de los excedentes energéticos del día, o en puntos repartidos por el país, así como en estaciones de servicio. Nissan y Renault se han comprometido a producir estos vehículos en masa en 2011 y los primeros empezarán a circular el año viene.
Los israelíes buscan dejar atrás el concepto coche-conductor/propietario. El nuevo modelo económico se parece mucho al de los teléfonos móviles. Los coches serían los aparatos y la red de baterías, la compañía telefónica.
“Se dejará de comprar coches, igual que se ha dejado de comprar teléfonos. Lo que se contrata es el uso del aparato para un número máximo de kilómetros, así como el servicio técnico”, explica Dafna Berezovski, directora de marketing de Better Place, la empresa que está detrás del invento. El precio mensual del contrato del coche eléctrico, aseguran, será siempre menor que lo que los conductores invierten ahora cada mes en bencina.
El padre de la criatura es el empresario Israel o americano Shai Agassi, un seductor que se pasea por foros como el de Davos y que ya ha conseguido convencer al Gobierno israelí y al danés, y va en camino de seducir a otros tantos países europeos, incluido el Reino Unido. Su primer ministro, Gordon Brown, se ha mostrado muy interesado. “Israel es sólo un primer paso. Aspiramos a una revolución energética en el mundo entero”, dice Berezovski.
Será Better Place, una empresa privada, la que corra con los gastos de este proyecto, para el que cuentan con financiación al menos para la primera fase (130,5 millones de euros, a los que deberán añadir otros 533 más adelante).
Por su parte, el Gobierno modificará las leyes e incentivará el uso de los nuevos coches. Hoy, los israelíes pagan hasta un 80% de impuestos al comprar un coche; el Ejecutivo los reducirá hasta el 20% para la compra de vehículos eléctricos.
La idea se gestó hace un año, cuando Agassi obnubiló al presidente Peres durante un encuentro de empresarios. Entusiasmado Peres, Agassi le informó sobre las reformas legislativas necesarias, incluidos potentes incentivos fiscales. Los detalla el director general Kugler, que cuenta que los coches son sólo una pieza más del engranaje de la revolución energética en ciernes con la que en 2020 Israel pretende haber reducido al menos el 25% de las importaciones de petróleo. “Estos coches tienen que alimentarse con energía limpia. No tendría sentido reducir por un lado las emisiones, para aumentarlas por otro para producir la electricidad que consumen”. Esta misma semana, el Gobierno ha aprobado un millonario paquete legislativo para incentivar las renovables. Tienen en la cabeza sacar el máximo rendimiento energético al desierto del Néguev, al sur del país, donde se instalarán proyectos de energía solar hasta alcanzar los 4.000 megavatios.
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