Presentamos un análisis sobre la crisis alimentaria realizado por el investigador Enrique Ormachea.
La Paz, (HORA 25).- Organizaciones sociales del país, comentaristas y expositores confirmaron su presencia en el II Encuentro Nacional “Propuestas para salir de la crisis económica, energética y alimentaria” programada para este miércoles 16 en la Casa Social del Maestro de esta capital.
Los expertos Carlos Arze, Enrique Ormachea, Justo Zapata y Julio Alvarado analizarán la actual situación económica, energética, minera y alimentaria de Bolivia. Posteriormente, en el papel de comentaristas participarán estarán Rafael Quispe, mallku de la CONAMAQ; Jaime Solares, secretario Ejecutivo de la Central Obrera Departamental de Oruro; José Luis Álvarez, Federación de Trabajadores de la Educación Urbana de La Paz; Celestino Condori, presidente del Comité Cívico Potosinista – COMCIPO; Fanny Nina dirigente vecinal de El Alto y Miguel Lora del Magisterio Urbano de Cochabamba.
Confirmaron su presencia centrales obreras departamentales, comités cívicos, federaciones de maestros, fabriles y campesinos para construir propuestas para salir de la actual crisis económica, la situación de la minería, hidrocarburos y la crisis alimentaria, bajo las consignas “Contra el saqueo de nuestros minerales e hidrocarburos” y “Por trabajo y salario justo para todo el pueblo boliviano.
La convocatoria emerge de la Unión Nacional de Defensores de los Recursos Naturales de Bolivia (UNADERENA) y La Federación de Trabajadores de la Educación Urbana de La Paz con el apoyo de varias instituciones preocupadas por la difícil situación que enfrenta la nación boliviana.
A continuación le presentamos el análisis del experto Enrique Ormachea sobre la crisis alimentaria.
PRODUCCIÓN AGRÍCOLA Y SOBERANÍA ALIMENTARIA: HACIA DÓNDE VA EL MAS
Enrique Ormachea S[1]
• El autor señala que mientras el discurso oficial se esmeró en señalar que la seguridad alimentaria recaería en la producción campesina, las acciones concretas respaldaron la agroindustria de exportación.
Para el gobierno del MAS, las políticas neoliberales aumentaron las desigualdades en el campo, pues la promoción de la agricultura de exportación terminó concentrando la riqueza “en pequeños grupos de élites agrarias” y “discriminando a las economías campesinas, comunitarias y asociativas” , agravando, por tanto, la “dependencia alimentaria” del país.[2}
Frente a esta situación, los documentos oficiales señalan la necesidad de construir otro “patrón de desarrollo agrario”, que alcance la soberanía alimentaria y que genere un mayor excedente, con base en sistemas de producción agrícola y forestal comunitarios, asociativos e individuales. En este sentido, a tiempo de plantear el desarrollo de una economía rural “plural y diversa” para la “coexistencia de las economías estatales, comunitarias, asociativas y empresariales” a objeto de “democratizar el acceso a los beneficios económicos provenientes de la agricultura”, el gobierno se propone “fortalecer el rol de la agricultura familiar campesina, indígena y originaria con base comunitaria”, con el objetivo de “promover el incremento en cantidad y calidad de la producción de alimentos” en el país.[3]
Hacia 2008, el gobierno consideraba que había “roto la política neoliberal de la Organización Mundial del Comercio (OMC), del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM)”, pues además de sus acciones de apoyo a los pequeños agricultores que “producen la mayor parte de los alimentos”, había “dejado de promover el agro-negocio y los mercados de exportación”[4].
LA REALIDAD OBJETIVA
Pese a su discurso, durante el gobierno del MAS, los cultivos que podrían ser considerados parte del denominado “agro-negocio” o aquellos que se puede catalogar de industriales –pues los mismos sufren algún nivel de procesamiento manufacturero o industrial para su consumo humano o animal final y que son producidos mayoritariamente bajo relaciones capitalistas de producción– siguen concentrando la mayor parte de la superficie cultivada (81,8% en 2005/2006 y 82,5% en 2008/2009) y de los volúmenes de producción (79,1% en 2005/2006 y 82,3% en 2008/2009). En este sentido, como se puede observar en el Cuadro 1, la participación relativa de los cultivos alimenticios que generalmente pueden ser consumidos sin procesos de procesamiento industrial –y en los cuales la producción campesina sigue siendo importante– tienden a perder peso en la producción agrícola.
El gobierno del MAS no ha logrado revertir la tendencia de una cada vez menor relevancia de la producción agrícola en las regiones del altiplano y los valles, que concentran a la gran mayoría de las unidades productivas campesina del país. Ambas regiones, que en 2005/2006 concentraban el 25% del total de la producción, en el periodo 2008/2009 representaban solamente el 19,6%.
Por el contrario, la región de los llanos va cobrando una mayor importancia, tanto en la producción agrícola para la exportación como aquella para el mercado interno debido al peso del departamento de Santa Cruz, que durante el gobierno del MAS ha consolidando su hegemonía en la producción agrícola del país: mientras en 2005/2006 concentraba el 71,9% del total de la producción agrícola del país, en 2008/2009 representaba el 76,3%. El Gráfico 1 retrata con claridad este proceso que, tuvo su punto de partida a inicios de la segunda mitad del siglo XX.
A contramano del discurso oficial, que en los papeles señala haber dejado de promover los cultivos del “agro-negocio” y la exportación, la información estadística oficial constata más bien que son justamente éstos los que durante el gobierno del MAS presentan los incrementos más importantes, tanto en superficies cultivadas como en volúmenes de producción. Entre 2005/2006 y 2008/2009, el 80,9% del incremento de la superficie cultivada y el 91,6% del total del incremento de los volúmenes de la producción agrícola se concentran en solo cuatro cultivos que son producidos bajo relaciones capitalistas de producción: caña de azúcar, girasol, maíz en grano y sorgo en grano.
BALANCE Y PERSPECTIVAS
De la confrontación de los planteamientos gubernamentales con la información oficial presentada, es posible afirmar los siguientes aspectos:
• El gobierno del MAS no ha desarrollado otro “patrón de desarrollo agrario”. Se ha consolidado el modelo agroexportador, pues las líneas centrales de las políticas agrarias siguen respondiendo a los lineamientos generales del neoliberalismo. Persiste, por tanto, una política de apertura comercial, que ha golpeado duramente a la producción campesina desde 1985 y que no ha podido competir con productos foráneos. Los servicios agropecuarios –como crédito y asistencia técnica– siguen en manos privadas y los proyectos estatales de apoyo a la producción campesina –como la Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (EMAPA)– y de otros proyectos gubernamentales son prácticamente marginales.
• Durante este gobierno, en correspondencia con el predominio del modo capitalista de producción, se ha consolidado el carácter hegemónico de los cultivos agroindustriales a cargo de los pequeños, medianos y grandes capitalistas, en desmedro de la producción agrícola campesina comunitaria, dejando en evidencia el carácter utópico del planteamiento oficialista de desarrollar una “economía plural” de “coexistencia armónica” de las economías estatales, comunitarias, asociativas y empresariales.
• Ha quedado también en evidencia la imposibilidad de concreción del planteamiento campesinista del actual gobierno de “promover el incremento en cantidad y calidad de la producción de alimentos en el país” con base en la pequeña producción parcelaria. El gobierno del MAS no ha dado respuestas al problema del minifundio y su propuesta de “socialismo comunitario” se basa en la pequeña y hasta pequeñísima producción individual de los campesinos y no en la estructuración de la producción colectiva con base en la propiedad colectiva de la tierra, la cual permitiría la aplicación de tecnología y el incremento sustancial de la producción agrícola.
• El gasolinazo terminó desnudando el contenido de clase de la política agraria del MAS. El Presidente Evo Morales, frente a la eliminación del subsidio a los líquidos, salió en rescate de la agroindustria soyera, ofreciendo la adquisición estatal de toda su producción a precios del mercado internacional, mientras que para los productores de maíz, arroz y trigo, prometió comprarla a un precio mayor al 10% del precio interno. En cambio, para el grueso de los campesinos pobres, el Gobierno no contempló ninguna medida inmediata de apoyo a su producción, que está articulada al mercado interno (tubérculos, hortalizas y frutas fundamentalmente).
• La alianza entre el gobierno y el empresariado agroindustrial es ya ahora explícita por lo que sus acciones seguirán siendo de mayor apoyo a esta fracción de la burguesía interesada fundamentalmente en seguir fortaleciendo una agricultura orientada esencialmente al mercado externo. No es pues casual que el Presidente Morales repita constantemente la consigna empresarial de “convertir la crisis alimentaria mundial en una oportunidad para exportar alimentos”.
[1] Investigador del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA)
[2] Ministerio de Desarrollo Rural, Agropecuario y Medio Ambiente Revolución Rural, Agropecuaria y Forestal. La Paz, MDRAyMA 2007
[3] Ministerio de Desarrollo Rural, Agropecuario y Medio Ambiente Op. Cit.
[4] Unidad de Promoción Indígena y Campesina del Viceministerio de Tierras (UPIC-VT-MDRAyMA) 14-07-2008
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