JAPÓN PIDE QUE NO SE CONSUMAN VERDURAS CULTIVADAS EN FUKUSHIMA

Facebook
WhatsApp
Telegram
El País de Madrid

Los niveles de radiación en el agua de Tokio duplican los permitidos para niños.- La temperatura del reactor 1 excede en 100º su límite de fabricación.- Suspendidos temporalmente los trabajos en el reactor 2 por la alta radiactividad.- La radiación en la zona supera en 400 veces los niveles normales.- El Gobierno prevé gastos de entre 130.000 y 217.000 millones de euros.

Aumenta el temor relacionado con la contaminación radiactiva de los alimentos japoneses. Esta madrugada (hora española), el primer ministro de Japón, Naoto Kan, ha instado a la población a abstenerse de comer verduras de hoja verde que hayan sido cultivadas en las prefecturas de Fukushima y la vecina Ibaraki a consecuencia de los altos niveles de radiactividad encontrados en 11 tipos de hortalizas, informa la agencia Kyodo. Los vegetales contaminados incluyen, según el Ministerio de Salud nipón, el brócoli, las espinacas, la col, el perejil y la coliflor. La leche también está en la lista.

Asimismo, los niveles de radiación encontrados en un purificador de agua de la ciudad de Tokio exceden los límites considerados normales para niños, por lo que las autoridades han aconsejado que no se le dé a los bebés. Se ha detectado una concentración de yodo de 210 bequerelios por litro en muestras de agua del grifo, mientras que el límite fijado por las autoridades japonesas es de 100 becquerelios por litro para bebés. El portavoz del Gobierno, Yukio Edano, ha pedido a los residentes de Tokio, sin embargo, que no acaparen el agua embotellada. “Tenemos que pensar en Miyagi, Iwate y otras áreas golpeadas por el desastre”, ha dicho en rueda de prensa.

Según los resultados de las pruebas llevadas a cabo el lunes en estos alimentos, los niveles de cesio encontrados son hasta 160 veces superiores al estándar de seguridad permitido. El Gobierno ha dado orden, asimismo, de que se incrementen las inspecciones de pescado y marisco, aunque muchos pueblos, puertos y barcos en la costa nororiental de Japón resultaron destruidos por la catástrofe, por lo que la industria está en gran parte paralizada. También ha prohibido el envío de leche y verduras desde la zona a otras partes de Japón. China, Corea del Sur, Taiwán y Tailandia han puesto en marcha controles para detectar si hay radiación en los alimentos importados desde Japón. En paralelo, EE UU ha prohibido ya la importación de algunos alimentos japoneses como leche, derivados lácteos, verduras frescas y frutos de algunas partes del país.

SIGUEN LAS DIFICULTADES PARA REFRIGERAR LOS REACTORES

Los ingenieros japoneses continúan avanzando en el proceso de estabilización de la central nuclear de Fukushima I. El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), ha difundido un comunicado en el que actualiza la situación de todos los reactores de la central. Así, siguen las dificultades para refrigerar los reactores 1 y 2, porque los daños que sufren son severos. De momento, el único reactor de los dos conectado a la red eléctrica es el 2 y los técnicos siguen trabajando para conectar el 1, pero su estado está tan degradado que la conexión está tardando más de lo esperado. Mientras tanto, se le sigue bombeando agua de mar. En el interior del reactor 1, por su parte, alerta la Agencia de Seguridad Nuclear, la temperatura se sitúa cerca de los 400 grados centígrados frente al límite de fabricación de 302º para los que fue construido. A pesar de ello, insiste, “no existe un peligro inmediato”.

Además, el agua del sistema de refrigeración cubre sólo hasta la mitad de las barras de combustible tanto en el reactor 1 como en el 2. Pese a las explosiones registradas, no hay indicios de que las vasijas de contención principal estén deteriorada.

El reactor 3 es el más peligroso, y hoy ha vuelto a salir de él humo negro, del que se desconoce su origen, y que obligó a una evacuación del personal que trabajaba en él, aunque más tarde ha cesado y el personal ha regresado a su trabajo. Se desconoce cuál es la situación de la piscina de residuos, cuyo sistema de refrigeración sigue estando severamente dañado. Se trabaja en restaurar este sistema tanto en este reactor como en el 4, cuya piscina de combustible usado también está en un estado preocupante, ya que poco antes del terremoto se había trasladado aquí todo el combustible del reactor. El progreso, dice el OIEA, es “incierto”. Los indicios sobre el bajo nivel de agua en la piscina de combustible usado y la falta de datos sobre la temperatura tienen preocupados a las autoridades. La empresa operadora de la planta nuclear, Tepco , ha logrado ya conectar electricidad a la sala de control del reactor 3, lo que facilitará el enfriamiento de la unidad, según Kyodo.

Los reactores 5 y 6, los que presentaban menos peligro en principio dado que llevaban mucho tiempo sin funcionar cuando tuvo lugar el terremoto y posterior tsunami, llevan varios días conectados a la red eléctrica. Ambas unidades disponen ahora de suministro eléctrico y están en modo seguro, con temperatura y presión bajas en el reactor. Sin embargo, el OIEA dice en su informe que “reestablecer la energía externa a la planta no signifca que los reactores volverán inmediatamente a los niveles normales de seguridad”. Dado que se desconoce la profundidad del daño es difícil establecer un calendario de trabajo.

La crisis de la central de Fukushima, ha hecho surgir las dudas sobre si los directivos de Tepco esperaron demasiado tiempo antes de bombear agua de mar en los reactores para enfriarlos, tras quedar averiado el sistema de refrigeración, porque sabían que esto los inutilizaría definitivamente.

Según Tepco, para quien los grandes bancos de Japón estudian habilitar un fondo de emergencia de un billón de yenes (unos 8.722 millones de euros), las cifras de contaminación del agua no suponen peligro para la salud. La empresa afirmó que habría que beber todo el año ese agua para acumular un milisievert, cuando la gente normalmente está expuesta a entre 1 y 10 milisievert al año como consecuencia de las radiaciones normalmente causadas por sustancias en el aire y el suelo.

LA RADIACIÓN SUPERA EN 400 VECES LOS NIVELES NORMALES

El Ministerio de Ciencia de Japón ha informado de que los niveles de radiactividad detectados en un radio de 40 kilómetros en torno a la central nuclear de Fukushima superan en 400 veces los habituales.

Las autoridades han registrado 43.000 becquerelios de yodo radiactivo y 4.700 de cesio radiactivo apenas a cinco centímetros de profundidad en el suelo ubicado a esta distancia de la planta, en dirección oeste-noroste, según recoge la televisión estatal NHK .

De acuerdo con estas cifras, Keigo Endo, un profesor de la Universidad de Gunma, ha indicado que el yodo y el cesio radiactivos exceden 430 y 47 veces los límites normales de radiación, respectivamente. Esto significa que los residentes en los alrededores de la central podrían estar expuestos a lo largo de un año a una radiación cuatro veces superior a la establecida legalmente. No obstante, ha descartado que suponga un riesgo inmediato para la salud humana.

EL GOBIERNO PREVÉ GASTOS DE ENTRE 130.000 Y 217.000 MILLONES DE EUROS

Las estimaciones del Gobierno de Japón apuntan a que las consecuencias del terremoto van a provocar daños por valor de entre 15 y 25 billones de yenes (130.640 y 217.718 millones en euros), según recoge este miércoles el rotativo japonés Nikkei. Este medio, especializado en información económica, se adelanta al anuncio del ministro de Economía, Kaoru Yosano, quien hoy mismo presentará sus estimaciones.

El Banco Mundial prevé, por su parte, que el impacto negativo del terremoto, el tsunami y el accidente nuclear de Fukushima representará entre un 2,5% y un 4% del PIB nipón, lo que implica un coste de entre 122.000 y 235.000 millones de dólares (entre 86.187 y 166.000 millones de euros).

JAPÓN DETECTA RADIOACTIVIDAD DE LA CENTRAL EN EL PACÍFICO

Parte del agua de mar usada para refrigerar a la desesperada la nuclear de Fukushima regresó al Pacífico. Esa es al menos la idea que manejan las autoridades japonesas, que ayer anunciaron una serie de sondeos de la radiactividad en el Pacífico, tras detectar concentraciones de cesio y yodo superiores a los niveles aceptables en el océano.

En el intento a la desesperada por refrigerar la nuclear de Fukushima, Japón recurrió al agua del mar. El esfuerzo parece que ha servido para controlar la temperatura en los reactores, pero parte de ese agua ya contaminada ha vuelto al mar. Además, los vientos dominantes desde el accidente han ido hacia el mar, lo que ha podido ayudar a elevar la radiactividad en el agua. Japón anunció que ha encontrado cesio y yodo radiactivo en el mar a 16 kilómetros de la central, lo que amplía la necesidad de control de los alimentos.

El profesor de ingeniería nuclear de la Universidad Politécnica de Madrid Eduardo Gallego apunta que lo lógico es que la radiación en el Pacífico “se deba al agua usada para refrigerar que haya vuelto al mar”. Parte del caudal usado se evapora, pero parte seguro que ha vuelto al océano. “El problema del agua de mar no es el agua en sí, sino los crustáceos, los moluscos y los peces, que acumulan radiación y los tendrán que empezar a controlar”, añade Gallego.

La agencia japonesa Kyodo informó de que a 330 metros al sur de la central, el nivel de yodo-136 era 126 veces superior al límite legal, mientras que el de cesio-134 era 24,8 veces superior. A 16 kilómetros al sur de la nuclear, la concentración de yodo-136 seguía estando 16,4 veces por encima del límite legal.

El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) anunció ayer que Japón se ha comprometido a entregar el jueves resultados de radiación en ocho puntos del mar.

Gallego explica que el yodo es un problema menor que el cesio, porque decae en días. “El hecho de que la mayor parte sea yodo hace pensar que procede del reactor, no de las piscinas de combustible, donde ya no queda yodo”. “Si tienes ese nivel en una playa no podría bañarse la gente. Si es local y de pocos kilómetros no tendrá más trascendencia, pero hay que extender la vigilancia”, añade Gallego.

La existencia de una posible contaminación en el Pacífico ha sido una preocupación de los ecologistas desde el principio del accidente de Fukushima. Ayer, Greenpeace lanzó el tema como uno de los asuntos que Tokio debe responder. “¿Cuánta radiactividad se ha liberado al mar hasta ahora? ¿Está el Gobierno midiendo la contaminación de peces y otras formas de vida marina?”, se preguntó la organización ecologista.

FUENTE: El País de Madrid

FOTO: El País de Madrid

Facebook
WhatsApp
Telegram

Te puede interesar