Ana Carbajosa/El País de Madrid
La euforia se mezclaba la noche de este martes con la indignación en el cuartel general de la diplomacia palestina. Euforia, porque dicen que les llueven países dispuestos a votar a favor de la resolución que el jueves pedirá a la Asamblea General de Naciones Unidas el reconocimiento de Palestina como Estado no miembro. Indignación, tras recibir la propuestas de última hora de Londres con la que dice, aspiran a descafeinar el contenido de la propuesta.
El último borrador de la resolución “reafirma el derecho a la autodeterminación y a la independencia […] en el Estado de Palestina en los territorios palestinos ocupados desde 1967”, según el documento al que ha tenido acceso este diario. Eleva también el estatus de Palestina al de “Estado observador no miembro”. Es decir, Palestina dejaría de ser una “entidad” para pasar a ser un “Estado” en la ONU. La iniciativa está cargada de simbolismo y abre además la puerta a importantes consecuencias tangibles, entre ellas el derecho de los palestinos a acudir a la justicia internacional.
El presidente palestino Mahmud Abbas tiene previsto presentar este texto ante la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York. La iniciativa diplomática cuenta con la firme oposición de israelíes y estadounidenses. En Europa, han sido los británicos los que han abanderado la corriente contraria al texto de la resolución, según explican fuentes palestinas. Reino Unido, que durante mucho tiempo había indicado que se abstendría en la votación, sugiere ahora que podría cambiar su voto a un “sí”, de introducir los palestinos ciertas modificaciones de última hora en el texto. La importancia de Reino Unido hace que su voto pueda influenciar a otros países de la UE, a la espera aún de la decisión británica.
Londres quiere garantías de que Abbas no utilizará la votación del jueves para pedir el ingreso en el Corte Penal Internacional de La Haya y otras instituciones de Naciones Unidas, según publicó la prensa británica. Quieren también el compromiso palestino de que se sentarán a negociar con los israelíes inmediatamente después de la votación sin condiciones previas. Hace más de dos años que el llamado proceso de paz se encuentra moribundo. Para volver a la mesa de negociación los palestinos exigen en cese de la expansión de los asentamientos. Más de medio millón de israelíes viven en los territorios palestinos que deben formar su futuro Estado.
“Reino Unido debe saber que es nuestro derecho soberano decidir a qué organizaciones pedimos el ingreso y que Tratados ratificamos”, indica Xabier Abu Eid, portavoz de la Organización para la Liberación de Palestina. “Los británicos han intentado que la Unión Europea se abstuviera en bloque. Como su estrategia ha fallado, ahora quieren cambiar las reglas del juego”, añade, al tiempo que se queja de que hace un año que anunciaron su intención de acudir a la Asamblea General y empezaron a circular textos. Ahora, a dos días de la votación reciben propuestas con cambios de fondo.
Israel no ha querido pronunciarse sobre la propuesta británica ni sobre una similar estadounidense de la que esta noche se hacía eco la prensa israelí. “Tan sólo reiteramos nuestro rechazo a una resolución que consideramos destructiva”, indica una portavoz del ministerio de Exteriores israelí. Fuentes oficiales israelíes reconocen que la intención de voto no les favorece. “Está claro que [los palestinos] van a tener una mayoría aplastante”, dicen.
Las cuentas palestinas indican que cuentan con el voto positivo de al menos 14 países europeos. En pocos días y tras un conflicto en Gaza en el que Hamás ha salido reforzado, algunos países europeos han decidido apoyar a Abbas, al que consideran la opción “moderada” frente a los islamistas. La moral anda por las nubes. “Estamos encantados de ver una clara mayoría que presta su apoyo al camino de la justicia”, indicó en un comunicado el dirigente palestino, Mohamed Shtayyeh.
Más allá del llamado voto de calidad europeo, al presunto éxito palestino ha contribuido un importante despliegue diplomático. Algunos países, se han puesto al servicio de la diplomacia palestina para recabar apoyos. Egipto, Arabia Saudí, Emiratos árabes Unidos, Brasil, Sudáfrica o India son algunos de esos países-peones regionales.
El último borrador del texto, que aún podría sufrir modificaciones de última hora, pero que es sobre el que se pronuncian ahora los países, consta de dos partes. Una primera en la que se recogen las resoluciones de Naciones Unidas relacionadas con el conflicto y que “reafirman” la aplicación de la Cuarta convención de Ginebra. En la segunda parte, la que de verdad importa, figuran siete puntos en los que además de reafirmar el derecho a la autodeterminación de Palestina en las fronteras de 1967, se “acuerda el estatus de Estado observador no miembro” ante Naciones Unidas. Expresa además “la esperanza” de que el Consejo de Seguridad apruebe la admisión de Palestina como miembro de pleno derecho en Naciones Unidas. Piden también la “reanudación y aceleración” del proceso de paz y defienden la solución de dos Estados, uno palestino y otro israelí capaces de vivir uno al lado del otro.