Los algo más de 600 campos de petróleo del delta del Níger suministran el 30% de las importaciones de crudo de Estados Unidos y convierten el territorio en la capital mundial de la contaminación por hidrocarburos. La esperanza de vida en sus comunidades rurales, la mitad de las cuales no tiene acceso al agua potable, se redujo a poco más de 40 años en las últimas dos generaciones.
Es imposible saber exactamente cuánto petróleo se derrama en el delta del Níger cada año porque las empresas y el gobierno mantienen restringida esa información. Sin embargo, dos importantes investigaciones independientes elaboradas en el 2006 por WWF Reino Unido y la Fundación para la Conservación de Nigeria, cifran los vertidos de los últimos 50 años en 1,5 millones de toneladas de petróleo. El año pasado, Amnistía Internacional calculó que se vertió el equivalente a nueve millones de barriles en el ecosistema del delta y acusó a las compañías petroleras de atentar contra los derechos humanos.
Solamente Shell ha sido denunciada por más de 1.000 derrames en esta región. La compañía admite haber vertido 14.000 toneladas durante el 2009, fundamentalmente en dos incidentes: uno en el que la empresa afirma que los ladrones dañaron una boca de pozo en su campo de Odidi y otro a raíz de que los milicianos bombardearan el oleoducto Trans Escravos.
El delta del Níger, un área con 31 millones de habitantes, es uno de los principales humedales y ecosistemas marinos del mundo e incluye la región de Ogoniland, principal fuente de alimentos para la población rural.
Precisamente, cuatro ciudadanos nigerianos, junto a la ONG Amigos de la Tierra, presentaron denuncias contra Shell y su filial en Nigeria en el 2008 para reclamar daños y perjuicios por la pérdida de ingresos como consecuencia de la contaminación de tierras y vías fluviales en el delta, de donde proceden más de la mitad de las exportaciones petroleras del país.
Shell es la petrolera más poderosa de Nigeria, con una producción de más de un millón de barriles diarios.
Los jueces, sin embargo, han reconocido únicamente parte de la responsabilidad de Shell Nigeria en los vertidos, argumentando que los derrames fueron consecuencia de un sabotaje y no de fallos de mantenimiento de las instalaciones, como aseguraban los demandantes.
Sin embargo, un reciente fallo de un tribunal holandés contra Shell por los vertidos de petróleo en Nigeria sienta precedentes en las reclamaciones por daños relacionados con las actividades de compañías internacionales, ya que los afectados podrían recurrir a jueces europeos para resolver el litigio.
Aunque la Justicia holandesa lleva desestimadas cuatro de las cinco denuncias presentadas contra la petrolera Shell por un vertido contaminante en la región del delta del Níger, sienta un precedente al declarar a Shell parcialmente responsable de derrames de petróleo ocurridos en el 2004, el 2005 y el 2007 y tendrá que pagar una indemnización, aún por determinar.
El juicio ha sido calificado de histórico por las organizaciones ecologistas, ya que el Poder Judicial de los Países Bajos se declaró competente para juzgar el caso en el país donde la compañía tiene su sede mundial, siendo la primera vez que Shell se enfrenta a un tribunal holandés por hechos presuntamente ocurridos en el extranjero.
Otras multas
Ya en julio la Justicia de Nigeria había multado con unos irrisorios 5.000 dólares a la filial de Shell por los daños medioambientales derivados de la fuga del equivalente a 40.000 barriles mientras cargaba un buque cisterna en su plataforma marítima de Bonga en diciembre del 2011, yacimiento que bombea el 10% del crudo del país, principal exportador de África. El vertido afectó la flora, la fauna y a la población, que vive de la pesca.
Pero no solamente en África se están observando avances. Un juez ecuatoriano ordenó en octubre último el embargo de los bienes de Chevron y sus filiales, en cumplimiento de la decisión que había condenado en el 2011 a la petrolera a pagar a los indígenas y colonos de la Amazonia más de 19.000 millones de dólares por los daños ambientales causados entre 1964 y 1990 durante la extracción de crudo por Texaco.
Chevron, que compró Texaco en el 2000, ha apelado la decisión. El embargo se extendió a los activos que tiene la firma en la Argentina por los acuerdos sobre medidas cautelares de Ecuador con ambos países. En la última reunión bilateral, el mandatario ecuatoriano Rafael Correa le solicitó a la presidenta Fernández de Kirchner que se respetara la ley que está buscando justicia sobre daños ejercidos contra los aborígenes. La firma Chevron es hoy la socia estratégica de la petrolera argentina YPF, recientemente nacionalizada, en la búsqueda de hidrocarburos no convencionales.
Por otra parte, Francia suspendió en junio los permisos para buscar hidrocarburos en las costas de la Guayana francesa. La decisión afectó al consorcio formado por Shell y Total. El Ministerio de Ecología anunció su intención de rehacer el código minero, basado en una ley de 1810, que rige la exploración y la extracción de hidrocarburos, para acercarlo al derecho medioambiental.
Para muchos ambientalistas, es importante la ofensiva judicial que se está generando en algunos países productores donde existe un alto grado de corrupción entre las autoridades políticas y los funcionarios de las empresas privadas para realizar las extracciones sin tener en cuenta el cuidado del medioambiente.
(Diario “Expansión”/Redacción Central)