El semanario catalán Semana Directa filtró un impresionante documento, que ayuda a comprender el comportamiento de las policías antidisturbios, caso de las Fuerzas Especiales en Chile. Se trata de la tesis para un master de Políticas Públicas, del Comisario de los Mossos d’Esquadra (policía antidisturbios de Cataluña), David Piqué, en el que describe tácticas policiales como infiltración en los “antisociales”, en este caso,okupas; provocar violencia con detenciones injustificadas; redadas previas a una manifestación “especialmente mal hechas y con trato humillante para encender más los ánimos”; retraso deliberado de la actuación policial “hasta que los daños producidos son socialmente inaceptables”, y detención selectiva de líderes “para imputarles delitos comunes”, entre otras.
Usted aplique esa metodología a las Fuerzas Especiales, y entenderá, por ejemplo, por qué dejan hacer a los encapuchados, y se le aclarará la táctica usada concertadamente por los diversos estamentos del “orden” contra los acusados en el caso bombas, muchos de los cuales eran, coincidentemente, okupas.Vea el video de infiltración de la huelga general del 20 de marzo, conforme a las tácticas descritas por el Comisario Piqué.
El documento lo puede usted bajar completo, pero de aperitivo, ahí van unos extractos
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En lugar de un círculo, lo que se hace es una especie de pasillo que va guiando, sin bloquear, los manifestantes por ciertas calles. Las unidades de policía en columnas a pie muy cerca de ellos, pero dejando espacio suficiente para que se muevan y no tengan la sensación de ahogo. A pesar de estar totalmente vigilados, pueden tener la sensación de que se les deja hacer. Como el bloqueo no es impermeable, siempre puede haber algún grupo que aparentando que se va, quiera realizar alguna acción violenta. En estos casos ya se les ha hecho saber, que fuera del círculo de agentes uniformados, se encontrarán grupos de policías de paisano que no tendrán demasiados miramientos si se produce alguna agresión o daño significativo. Como estos grupos de policías están dispersos pero son numerosos, los que quieran realizar algún acto de este tipo, se arriesgan a un enfrentamiento violento y como quedará fuera del campo visual del grueso de la manifestación y de los medios de comunicación, no recibirán ningún tipo de apoyo, ni en aquel momento ni con posterioridad. Se les tratará como delincuentes violentos, no como manifestantes pacíficos.
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“Incluso si la concentración o manifestación, que es lo que estamos hablando, no se prevé bastante violenta, se puede llegar a provocar un poco, con detenciones poco justificadas y nada pacíficas unos días antes para calentar el ambiente. También se pueden hacer “redadas” preventivas a los lugares donde se encuentran habitualmente personas cercanas a la ideología de los convocantes con la excusa de buscar drogas o lo que sea necesario.
La ’’redada’’ estará especialmente mal hecha y con trato humillante para encender más los ánimos, si es necesario.
La consecuencia previsible de estos comportamientos previos y el diseño del dispositivo policial, es que acabará con una “batalla campal”.
Además de la estrategia previa, en cuanto algún grupo descontrolado empieza las acciones violentas, las unidades de policía ni se mueven y cuando la violencia empieza a ser generalizada, la actuación policial se retrasa deliberadamente hasta que los daños producidos son socialmente inaceptables. Es entonces cuando se producen las cargas policiales que en ningún momento quieren ser disuasoria, no se disimula.
Se va directamente contra los manifestantes, que ya son considerados vándalos, y se les ataca con suficiente velocidad para que no dé tiempo a la fuga y se provoque el enfrentamiento físico.
En este estadio, los manifestantes atacan a la policía con todo lo que tienen y que les ha dejado tener, realmente se están defendiendo, pero no lo parece. Han sido acorralados. La violencia entre agentes y manifestantes se desata, se personaliza y se descontrola.
Es lo que se quiere. Comienzan a aparecer víctimas inocentes – daños colaterales se dice ahora- Los que han rehuido el enfrentamiento, se encuentran con el resto de unidades policiales que los cierran el paso y que no hacen detenidos – prisioneros -, la dispersión no es voluntaria , es a golpe de defensa (porra) y cualquier atisbo de resistencia es contestada con contundencia exagerada y detenciones masivas.
En las batallas de la antigüedad, era cuando se envía a la caballería a perseguir a los que huían mientras la infantería extermina a los que se han rendido en el campo de batalla.
Esta táctica no es exclusiva de regímenes totalitarios, también se da con demasiada frecuencia en muchas democracias occidentales. Quizás puede ser debido a dos factores: Una estrategia política que no considera otra opción que no sea la visión del problema como un conflicto de orden público y el otro, en la que se encarga el control de la calle y los manifestantes / activistas a unidades policiales poco disciplinadas, vengativas y provocadoras.”
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“Las unidades policiales especializadas en órden público comienzan a ser menos permisivas con las manifestaciones y concentraciones, que seguramente se producirán mientras dura el debate político. De todas formas, si el número de manifestantes fuera excesivo, quizás se podría aprovechar para dejar que durante el recorrido, se produzcan suficientes actos vandálicos como para intensificar el debate sobre el comportamiento antisocial del movimiento antisistema y permitir que la opinión pública vincule estos colectivos al fenómeno okupa.”
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“Se deberá procurar la detención selectiva de los líderes para imputarles delitos comunes y evitar la condición de “martir” . A más protestas, más detenciones, hasta acabar con el poco soporte del que dispongan, sobre todo si comprueban los “privilegios” que se pueden conseguir con una adecuada integración en el sistema, sin renunciar a algunos de los postulados que los inspiran.”
Fuentes: Tercera Información
Semana Directa
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