Stavanger, Noruega, 3 Jul. (Notimex).- Ante la expectativa de la presentación de la Reforma Energética en el segundo semestre de este 2013, las opiniones sobre el modelo que México deberá seguir se dirigen hacia el esquema mixto de Statoil, la empresa petrolera de Noruega.
Aunque se han mencionado los modelos de la brasileña Petrobras y de la colombiana Ecopetrol, es visible el interés que la noruega Statoil ha ganado en la administración del presidente Enrique Peña Nieto.
Al parecer, la estructura pública y privada que mantiene y la riqueza que ha logrado generar en cuatro décadas para los cinco millones de habitantes que tiene el país nórdico, han sido claves para que el gobierno mexicano dirija su atención hacia el modelo de Statoil.
Sin embargo, “antes de lanzar una reforma energética, México debe analizar la transparencia y las regulaciones que conlleva el modelo noruego, que han sido claves para que los privados desarrollemos tecnología por necesidad y el gobierno la adopta”, comentó Oleg Melberg, líder de los empresarios petroleros de Noruega.
México ha esperado una reforma desde 1999, y aunque ha habido cambios en el sector energético aún no se logra un consenso que dé pie a una mayor producción de hidrocarburos y permita crear la tecnología necesaria para su explotación.
A pesar de que todavía no se presenta una iniciativa oficial en materia energética, los opositores a la futura reforma ya comienzan a manifestar su rechazo a una supuesta privatización de la paraestatal mexicana.
Sin embargo, “el modelo noruego ha sido exitoso y demuestra que hay formas de involucrar al sector privado para la rentabilidad de una empresa, sin que se pierda el control o la soberanía de la misma”, señala Steinar Njá, funcionario del Directorado del Petróleo Noruego, autoridad que asesora al gobierno, controla la industria, promueve y se encarga del manejo de las cifras de este sector.
El control en manos del Estado
El modelo Noruego que se aplica a la industria más grande de ese país, nació en 1965 y hoy además de trabajar en su plataforma continental lo hace en tierra. Statoil invierte en exploración, desarrollo del campo e infraestructura, pero necesita un amplio consenso sobre política petrolera para las decisiones a largo plazo.
El derecho a los depósitos submarinos de petróleo es del Estado y las empresas obtienen la propiedad cuando pasan a la parte superior de la instalación y tienen el derecho a disponer de los recursos. La compensación del Estado se asegura a través del sistema de impuestos y de inversiones directas del Estado para maximizar la creación de valor a través de las licencias otorgadas, gestión de recursos, desarrollo industrial, investigación y desarrollo.
Pero “el mayor éxito de nuestro modelo es que existen roles claros en la estructura de gobierno; legislaciones que permiten claridad y estabilidad en las condiciones de inversión; requisitos que aplican a todas las empresas de petróleo, que dejan fuera posibles negociaciones alternas con las grandes empresas petroleras; y dialogo constante entre empresas petroleras y gobierno”, enfatizó Mette Karine Gravdahl Agerup, asistente de la dirección general del Ministerio de Petróleo y Energía de Noruega.
El Estado recibe el flujo de caja de la industria petrolera de varias fuentes. Sin embargo, el sector tiene dos principales maneras de captar la renta económica: los impuestos y el interés financiero directo del Estado; el dividendo de Statoil no es una fuente importante de ingresos, pero los impuestos de Statoil sí.
Se aplica una tasa especial de 50 por ciento más un impuesto de sociedades normal de 28 por ciento; el ingreso de la empresa se calcula sobre la base de un precio objetivo establecido por el Ministerio de Energía y la empresa Petoro es encargada del negocio, maneja los ingresos y gastos como cualquier otra compañía.
“Nuestro sistema ha generado una enorme riqueza en Noruega y nos puso en una situación financiera cómoda. A través de la regla de gasto todos los ingresos del petróleo van al fondo de pensiones y sólo 4.0 por ciento del fondo al presupuesto. De esta manera evitamos que petróleo y gas se conviertan en un problema para el país, sino todo lo contrario, un beneficio”, explicó BjÖrn From , director de Inversiones del Ministerio de Finanzas de Noruega.
El fondo de pensiones tiene en sus arcas cuatro billones de Coronas Noruegas (casi 800 mil millones de dólares) y es reconocido de una veintena de fondos soberanos de inversiones, por su transparencia, responsabilidad, administración y resultados, en un estudio global realizado por Gambit, Hill & Knowlton y Penn Schoen Berland, dos empresas líderes en el sector de comunicaciones, investigación y estrategias de opinión mundiales.
Este fondo, conocido como el fondo petrolero de Noruega, hace de este país el segundo más rico del mundo.
La organización del sector petrolero implica una amplia participación del Estado no sólo desde el gobierno, sino también del parlamento. Las decisiones originales salen de la oficina del Ministerio de Petróleo y Energía, y de las oficinas especializadas, pero luego las decisiones en estrategia petrolera se debaten en el entorno parlamentario.
Para controlar al sector tienen además dos empresas estatales una de ellas es Gassco para el tema de la logística de transporte, y la otra es Petoro, sociedad anónima propiedad del gobierno que controla a la firma de la que posee 65 por ciento.
En 40 años, soluciones de punta en energéticos
En tan sólo cuatro décadas, Noruega pasó de no tener reservas petroleras y ninguna experiencia en el sector energético, a ser uno de los mayores exportadores de petróleo y gas natural, así como también proveedor internacional de productos y soluciones de punta para la industria energética.
Es el país que más exporta tecnología para aguas profundas en el mundo y es ése el ramo en donde México requiere mayor apoyo, comenta Melberg, quien asegura que esto se ha logrado por las altas sumas que se invierten, alrededor de 120 millones de dólares anuales, de los cuales 90 por ciento vienen de los privados.
La compañía noruega de petróleo Statoil, establecida en 1972, es la mayor empresa de su país y el Estado aún mantiene la mayor parte de su propiedad. Registra ventas anuales por 135 mil millones de dólares, con un crecimiento en este rubro de 40 por ciento en cinco años; cuenta con 30 mil empleados y logra ganancias netas para reinvertir por 11 mil millones de dólares.
El esquema Statoil, una empresa con 67 por ciento de acciones con el Estado y el resto con la IP, comenzó con concesiones para Shell, Chevron y British Petroleum, pero paso a paso los empresarios noruegos fueron inmiscuyéndose en el sector, hasta llegar a tener una de las empresas con mayor bagaje en la perforación de aguas profundas: Aker Solutions.
En general, las actividades petroleras han sido cruciales en la economía de Noruega. En 40 años la producción de petróleo le ha agregado mil 560 millones de dólares al Producto Interno Bruto de Noruega. El año pasado, el sector petrolero representó 23 por ciento del valor total del país. Las ganancias del sector petrolero constituyen 30 por ciento de los ingresos del Estado noruego.
Lo relevante de este modelo es que la industria petrolera ha podido ser rentable, con una generación de más de 200 mil empleos y bienestar de sus ciudadanos, pero ha logrado mantener todos los activos importantes en manos del Estado, explicó Sveinung Sletten, directivo de Petoro, ente propietario de parte de las licencias de producción, los campos, las tuberías y las instalaciones en tierra de Noruega.
Interés mexicano
“Esta es la primera vez que México tiene un acercamiento tan notorio con Noruega en materia de petróleo. Creo que Pemex debe involucrarse más en el mercado internacional”, reconoció, Sletten .
Statoil ha participado en reuniones con el sector energía en México para aportar su experiencia en el sector, sobre todo con la reforma que se realizó en Noruega hace 41 años.
En un foro realizado en marzo, Hove Haldersen, presidente de Statoil explicó a grandes rasgos que en 1972, la empresa reformó su figura logrando el consenso de 10 partidos, principalmente conservadores.
El 3 de mayo pasado, Pemex Exploración y Producción (PEP) y Statoil firmaron un convenio general de colaboración por cinco años en materia de investigación, desarrollo técnico, científico, tecnológico y de capacitación.
Este convenio renueva las relaciones de cooperación entre ambas empresas y tiene como propósito enriquecer la cadena de valor en materia de exploración, perforación, producción, transporte y almacenamiento de hidrocarburos.
Pero el acercamiento de ambas empresas va más allá, en el mismo mes de mayo el ministro de energía y petróleo de Noruega, Ola Borten Moe visitó México para presentar el modelo noruego.
En el mismo mes, la Secretaría de Energía realizó un seminario sobre la experiencia de Noruega en materia petrolera. A principios de junio una comitiva de la Comisión de Energía del Senado visitó Noruega para conocer también el modelo petrolero de ese país y hace una semana un grupo de periodistas de los medios de comunicación más importantes de México viajaron a conocer el esquema del país nórdico.
Desplazar al modelo Petrobras
Con actividades desde 1965, la industria de gas y petróleo de Noruega tiene en la actualidad 77 campos de producción. Su producción asciende, hasta 2012, a 1.9 millones de barriles por día; las ventas de gas sumaron 114.8 miles de millones de metros cúbicos.
Adicionalmente, Noruega tiene el sistema de gasoductos más grande en mar adentro con más de ocho mil kilómetros que hacen tierra en cuatro países europeos.
En Noruega hay 54 empresas que tienen licencias de producción y la inversión en este sector fue de 30 mil millones de dólares el año pasado.
Las diferencias entre el modelo usado en Noruega para su explotación petrolera y el mexicano son importantes, pero en este momento, es una de las experiencias más estudiadas por especialistas y funcionarios del gobierno, incluso más que en la pasada administración donde una de las opciones más vistas fue Petrobras.
Este interés manifestado por el gobierno federal mexicano a lo largo de este año, parece indicar que ha desplazado la idea de imitar o seguir el modelo de Brasil o el de Colombia.
