Morsi pasará a la Historia por intentar sembrar la semilla de una nueva vía política que será abruptamente segada “manu militari” ( islamismo democrático), experiencia pionera sin hoja de ruta previa y de dificultad extrema para conseguir llegar a la cima de su consolidación y posterior incardinación en la sociedad civil egipcia al utilizar solamente cauces pacíficos, institucionales y democráticos como equipamiento básico.
Herencia económica: Morsi, habría recibido como herencia de Mubarak un déficit presupuestario cercano a los 14.000 millones $ y la única tabla de salvación era el préstamo del FMI por valor de 4.800 millones de dólares a un tipo de interés cercano al 1,5%, (inyección de capital que debía servir para hacer frente a pagos urgentes y evitar una fuerte y repentina devaluación de la libra).
Sin embargo, dicha ayuda implicaba drásticos recortes del gasto público y un aumento de los intereses con los consiguientes efectos colaterales en una sociedad inmersa en la cultura del subsidio ( alrededor del 30 % del presupuesto del país está destinado a subvenciones), por lo que Morsi rechazó dicho préstamo y se entregó en brazos de Qatar al aceptar su donación de 5.000 millones $, lo que suponía el rechazo a la la disciplina económica implementada por EEUU al tiempo que un peligroso ejemplo extrapolable al resto de países del Tercer Mundo, por lo que se granjeó la enemistad del establishment económico mundial ( FMI y el Banco Mundial).
Ingenuidad política: Morsi nombró al general Al Sisi comandante general de las Fuerzas Armadas y ministro de Defensa, con la esperanza de poder desinfectar el establishment militar egipcio de los virus patógenos inoculados durante la autocracia de Mubarak , ya que en su etapa anterior Al Sisi era el jefe de la temida inteligencia militar y era considerado como el miembro más “reformista” de la Junta Militar.
Sin embargo, el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA), antes de transferir el poder, aprobó una declaración constitucional complementaria en la que se preservaban las principales prerrogativas del Ejército,(detentar el poder legislativo durante la Transición, una amplia autonomía para gestionar su presupuesto y la capacidad de decidir sobre la declaración de guerra), por lo que su anulación por el Presidente Morsi encendió la luz verde para la asonada militar contra el islamismo de los Hermanos Musulmanes.
Así, Morsi nunca controló las palancas del poder en el país y sólo tenía un control nominal sobre el ejército, las fuerzas de seguridad o los servicios de inteligencia del estado, por lo que negoció con Al Sisi la lealtad del Ejército a su persona enrocado en la defensa de su legitimidad presidencial, pero el CSFA ejecutó un golpe de mano virtual contra Morsi al no encajar su proyecto islamista en la estrategia de EEUU en Oriente Próximo.
Implicación de EEUU en el golpe de mano: Según el periódico Al Tharir, el general Sisi tendría “fuertes lazos con funcionarios de Estados Unidos tanto a nivel diplomático como militar, pues estudió en Washington, asistió a varias conferencias militares en la ciudad y participó en ejercicios conjuntos de guerra y operaciones de inteligencia en años recientes” y según el senador Lindsey Graham tras su encuentro con al Sasi “estaría un poco intoxicado por el poder”, por lo que tras la experiencia atesorada al frente de la temida inteligencia militar de Mubark, habría aplicado de forma sistemática el “Manual de los Golpes de Estado” de la Escuela de las Américas con el objetivo inequívoco de lograr en un tiempo récord la desaparición literal de los Hermanos Musulmanes.
Por su parte, el diario estadounidense The Wall Street Journal, en una editorial titulada: “Después del Golpe de Estado en El Cairo” y publicada en el mes de julio, recomienda a Egipto seguir el modelo económico implementado por el fallecido dictador chileno Augusto Pinochet y añade que “el jefe de las fuerzas armadas egipcias, Abdel Fatah Al Sisi, sufrirá la suerte del presidente despuesto Mohammed Mursi si intenta restaurar el viejo orden de Hosni Mubarak “.
Geopolítica de su mandato Presidencial: La inesperada victoria de Mursi en las elecciones del 2012, trastocó la estrategia geopolítica de EEUU en Oriente Próximo, consistente en la pervivencia endémica en Egipto de gobiernos militares autocráticos pro-occidentales para mantener el tratado de paz de Egipto con Israel, (acuerdo Camp David, 1979), para continuar la lucha contra las milicias yihadistas en el Sinaí y en especial para asegurar el acceso la Marina de EEUU al Canal de Suez, un atajo crucial para el acceso directo a los Emiratos Árabes, Irak y Afganistán.
Sin embargo, tras el breve mandato de Morsi, Egipto sería un régimen indefinido en el que la lealtad a los intereses occidentales en Oriente Próximo estaría en entredicho , por lo que el CSFA ejecutó un golpe de mano virtual contra Morsi, golpe que sería un episodio local dentro de un nuevo escenario de Guerra Fría entre EEUU y Rusia y contaría con el visto bueno de EEUU.
Su defenestración formaría parte de la nueva estrategia de EEUU para la zona tras el evidente fracaso del experimento de exportación del otrora régimen islamista moderado y pro-occidental de Erdogan a todos los países que componen el tablero gigante del mundo árabe-mediterráneo y consistiría en la implementación de “golpes virtuales o postmodernos“ en los países árabes del arco mediterráneo con el objetivo inequívoco de sustituir a los regímenes islamistas surgidos de las urnas por regímenes militares presidencialistas en el marco del nuevo escenario geopolítico mundial surgido tras el retorno al endemismo recurrente de la Guerra Fría EEUU-Rusia.
Instauración del pinochetismo egipcio: Tras el golpe de mano del general al Sisi, se introdujo como política de Estado la detención, tortura, asesinato, desaparición o exilio de quienes se hubiesen involucrado con el gobierno de los Hermanos Musulmanes, configurando el concepto de «terrorismo de Estado”, denunciado por el Primer Ministro turco , Erdogan.
Así, tras el baño de sangre protagonizado por el Ejército en la represión de llo seguidores de la Hermandad egipcia, el saldo preliminar de víctimas mortales sería de más de 1.200 personas y más de 5.000 heridos, según el diario oficial ‘Al Ahram’ ,aunado con la defenestración de la Hermandad tras detener a más de 2.000 de sus dirigentes y los posteriores efectos colaterales en forma de torturas, ejecuciones y desapariciones que previsiblemente harán elevar la cifra total de víctimas del terrorismo del pinochetismo egipcio hasta los dos dígitos.
La hoja de ruta del Ejército estaría esbozada en el llamado “Plan Nasser”, que supondría la ilegalización de la marca Hermanos Musulmanes ( “ijuan”), la declaración del estado de excepción en todo el país durante un mes y la imposición del toque de queda en El Cairo y 10 provincias, lo que permitirá a las fuerzas de seguridad arrestar y detener a civiles por tiempo indefinido y sin presentar cargos.
De todo ello se deduce que estaríamos en vísperas de la irrupción en el escenario geopolítico de la nueva ola desestabilizadora mundial originada por causas económicas (el ocaso de la economía global); culturales (el declive de las principales democracias formales occidentales debido a la cultura de la corrupción; el déficit democrático de EEUU plasmado en el Programa Prism llevado a cabo por la Administración Obama y la pérdida de credibilidad democrática de incontables gobiernos de países del Tercer Mundo) y geopolíticas (la irrupción de un nuevo escenario geopolítico mundial que va surgiendo tras el retorno al endemismo recurrente de la Guerra Fría entre EEUU y Rusia) y que tendrá su plasmación en el horizonte del próximo decenio.
Germán Gorraiz López
Analista internacional