Internet no duerme… pero solo en los países ricos

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Un estudio con millones de direcciones IP muestra el patrón horario de las conexiones a lo largo del planeta y su correlación con el desarrollo económico.

Miguel Ángel Criado/El País

Internet nunca duerme y, cuando lo hace, es en los países menos desarrollados. Un estudio con casi el 25% de las conexiones totales a la red muestra que cuando los ciudadanos de los países ricos se van a dormir, dejan sus ordenadores conectados. En el resto del mundo, desenchufan.

El equipo del profesor John Heidemann, en el Instituto Viterbi de Ciencias Informáticas de la Universidad del Sur de California, lleva más de una década calculando cuánto de grande es Internet. Lo hacen contando las direcciones IP. La función de estos números no es muy diferente a la de las direcciones postales ya que sirven para repartir los paquetes (esta vez de datos) de forma correcta.

Una dirección IP está formada por una serie de cuatro cifras separadas por puntos y que pueden ir desde el 0.0.0.0 hasta el 255.255.255.255. Eso hace que las combinaciones posibles de direcciones supere los 4.000 millones. Todo ordenador, sistema, subred o página web tiene su propia dirección IP. Las autoridades de internet las reparten por bloques a las operadoras y éstas las van asignando a los equipos de sus clientes. Heidemann y los suyos ha realizado un estudio con casi el 25% de ellas para saber cuándo duerme internet.

Durante 35 días y cada 11 minutos enviaron una petición usando el protocolo de mensajes de control de internet (ICMP), que los técnicos usan para saber si un equipo o sistema está conectado, caído u offline, a 3,7 millones de bloques, es decir casi 950 millones de direcciones IP.

“Los ordenadores pueden responder o no, si lo hacen sabemos que hay una máquina ahí”, explica el profesor Heidemann. “Con estas pruebas, podemos estimar cuántas direcciones están activas”, añade. Al tener el momento exacto de cada respuesta, los investigadores pudieron hacer un mapa temporal de internet. “Los bloques diurnos tienen un patrón de crecimiento y descenso cada 24 horas”, aclara.

Según su trabajo, que presentarán en unos días en una conferencia sobre mediciones de internet, la red casi nunca duerme. Sólo el 11% de los bloques analizados presentan un inequívoco patrón diurno, con picos de uso por la mañana o por la tarde. Aunque otro 25% de máquinas presentan algo de actividad por la noche, el resto simplemente se van a domir. Sus usuarios y dueños las desconectan o dejan que entren en reposo.

Los investigadores han resumido los resultados de su investigación en un vídeo donde se puede apreciar (en blanco) las direcciones IP que nunca descansan y cómo las demás pasan del azul (inactivas) al rojo, cuando se conectan, coincidiendo con la llegada del día.

Lo más llamativo es que la inmensa mayoría de las direcciones IP que siguen despiertas toda la noche pertenecen a equipos de Japón, Corea, Europa occidental y Estados Unidos. En los países más desarrollados se impone el always on o siempre conectado. Aunque los ordenadores de las oficinas se apaguen, no lo hacen los de los hogares. Muchos sistemas profesionales siguen activos y, por supuesto, las direcciones IP que apuntan a una página web nunca descansan. Los investigadores también señalan la importancia de los móviles avanzados que, por defecto, siempre están conectados.

No ocurre lo mismo en el resto del mundo. A excepción de Corea, el resto de Asia continental, la Europa oriental y América Latina presentan un marcado patrón diurno. Para África apenas hay datos. En términos relativos, el número de direcciones IP que usan es mucho menor pero es que, además, la mayorían entran en reposo durante la noche. En China, por ejemplo, el 48% de las direcciones IP dejan de trabajar durante la noche, porcentaje que se eleva si se computan también las conexiones que son predominantemente diurnas. Por el contrario, en Estados Unidos, sólo el 0,2% de las direcciones son exclusivamente diurnas.

“Aún estamos estudiando porqué ocurre esto”, señala Heidemann. “Vemos una correlación entre las redes diurnas y un PIB per capita bajo, por lo que la economía es un factor”, añade. En efecto, en su análisis introdujeron diferentes variables como el consumo de electricidad, el PIB o la fecha en que se asignaron los bloques de direcciones. Comprobaron que la correlación más fuerte se daba con el PIB per capita. De hecho, en los 20 países con mayor cantidad de bloques diurnos es inferior a 15.000 dólares, muy lejos de los más de 29.000 de España.

Pero hay otros factores, quizá también relacionados con la economía. “Una razón es la sofisticación de la red. Las tecnologías de banda ancha always-on como el cable o la fibra hasta el hogar están diseñadas para que nunca se apaguen, mientras las conexiones telefónicas que son compartidas con las llamadas de voz fueron diseñadas para ser usadas ocasionalmente”, apunta el profesor de la Universidad del Sur de California. También las políticas de empresa tienen que ver. “En algunos países, las compañías de telecomunicaciones no apuestan por el siempre conectado y las direcciones IP estáticas”, añade.

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