Prólogo de la revista Nro. 2 de la Cátedra Libre Marcelo Quiroga Santa Cruz: NOMIC y libertad de expresión/información en internet

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Mirko Orgáz García

– Se presenta miércoles 26 en el Paraninfo de la UMSA.

– La revista que tiene entre sus manos corresponde al segundo esfuerzo de la Cátedra Libre Marcelo Quiroga, una iniciativa de docentes y estudiantes de la carrera de Ciencias de la Comunicación Social de la UMSA. La elaboración de esta publicación gratuita no hubiera sido posible sin el decidido concurso de las autoridades de la carrera y estudiantes de la materia Investigación en Comunicación paralelo “A”. Para ellos todo nuestro agradecimiento.

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NOMIC y libertad de expresión/información en internet

Mirko Orgáz Gaarcía

¿Por qué debemos defender la libertad de expresión e información en el internet? Esa es la pregunta que cruza de principio a fin esta segunda propuesta de la Cátedra Libre.
Al respecto, Julian Assange, el hacker más importante en la actualidad, asilado en la embajada de Ecuador en Londres, a quien dedicamos esta edición por su enorme contribución a la difusión de documentos clasificados que develaron políticas nefastas de los Estados Unidos, sostiene que la defensa de la libertad de expresión e información es la base de la autodeterminación individual y social. “La información es fundamental para sustentar nuestra posición de poder frente al mundo que nos rodea. Un público bien informado es un público empoderado y es un público libre”, dice Assange.
La necesidad de subordinar estos flujos de información para impedir que la gente se empodere está en el fondo del control de las redes sociales denunciado por Edward Snowden. La nueva gobernanza de Internet desde la óptica transnacional significa aumentar la vigilancia de la ciudadanía y borrar la vigilancia de la sociedad sobre las autoridades y las corporaciones.
Aquí está el eje central del conjunto de trabajos que se presentan en homenaje a Julian Assange, subrayando que la defensa de la libertad de expresión e información es una batalla que la humanidad no puede perder.

La centralidad del internet

Nadie duda ya la centralidad del internet y las redes sociales como los nuevos espacios de circulación de la política, la cultura y como herramienta indispensable para el desarrollo de los pueblos.
Francisco Gonzales, en el libro “19 ensayos fundamentales sobre cómo internet está cambiando nuestras vidas”, establece datos impresionantes de esta revolución informática que vivimos aceleradamente:
1.- Cualquier iPhone de hoy tiene aproximadamente la misma capacidad que el mayor supercomputador de 1970. La diferencia es que costaba cinco millones de dólares de 1975, ocupaba toda una gran sala, mientras un i-Phone cuesta menos de 400 dólares de hoy y lo llevamos en el bolsillo.
2.- El aumento de la velocidad de la transmisión de datos va en crecimiento. Hoy se podrían transmitir cada segundo 400 DVDs de información.
3.- El acceso a internet ha pasado de los ordenadores personales a los teléfonos móviles. Se estima que en 2015 habrá más de 200.000 millones de dispositivos conectados a internet.
4.- La generación de datos es inimaginable. Hasta el año 2003 la humanidad había generado cinco exabytes de información. Hoy, se alcanza esta cifra cada dos días, de manera que el 90% de todos los datos disponibles se ha creado en los últimos dos años.
5.- Esta inmensa riqueza de datos es valiosa. En el ámbito de las tecnologías de la información y la comunicación se la conoce como Big Data que se está convirtiendo en la clave de la generación de conocimiento útil, con un fortísimo potencial para impulsar la productividad, la innovación y el bienestar de las personas.
Más allá del optimismo de Francisco Gonzales, nos preguntamos: ¿a quién pertenece el Big Data, el banco de datos más grande jamás creado en la historia de la humanidad? Pertenece a las grandes trasnacionales y los Estados Unidos, lo que demuestra la necesidad de pensar políticas para democratizar este conocimiento acumulado.
Aquí cabe decir que el gran problema para países como Bolivia es la ausencia de políticas orientadas a aprovechar las enormes ventajas del internet y los volúmenes de datos creados que implica una enorme capacidad de inversión estatal. La construcción de esta política es decisiva para contribuir a crear un uso adecuado del internet y un internet libre desde Bolivia. Mientras tanto en el país, el internet es lento y caro, secuelas de la carencia de infraestructura y conexión directa a la red.

NOMIC y el Informe MacBride

Los peligros que se ciernen sobre el internet y la libertad de expresión e información son similares a los que se presentaron alrededor del Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación (NOMIC) en la década de los 70s.
En aquella época el NOMIC buscaba dar a los países menos desarrollados autonomía cultural para dejar de ser consumidores culturales. Se buscó equilibrar el flujo de la información entre los países desarrollados y “subdesarrollados”.
El documento encargado de retratar el desigual flujo de información fue el Informe MacBride, un documento de la UNESCO que se publicó en 1980. Este informe retrató de cuerpo entero la necesidad de democratizar los medios, recomendando para los países pobres la necesidad de establecer Políticas de Comunicación para la independencia y el autodesarrollo, integración de la comunicación al desarrollo y la promoción de la cooperación internacional. Esto último fue considerado clave para lograr la transferencia tecnológica entre países ricos y pobres como base de un nuevo orden mundial de la comunicación e información.
Los países desarrollados como los Estados Unidos e Inglaterra no aprobaron el informe. 40 años después, el Nuevo Orden Mundial quedó en el olvido, dejando el control de los medios tradicionales de comunicación concentrados en pocas multinacionales y en pocos países desarrollados que terminaron por imponer su cultura al mundo.

El debate sobre la democratización, hoy se traslada al internet y las redes sociales

El 22 de abril de 2014 se realizó en San Pablo/Brasil, la cumbre NetMundial para establecer regulaciones de internet multisectorialmente, actualmente bajo control monopólico de los Estados Unidos que juegan un papel central en su gobernanza, al ocuparse de la asignación de dominios, servidores, conexiones y creación de tecnología.
Este proyecto discutido en Brasil intenta desafiar el dominio norteamericano, al establecer principios, garantías, derechos y deberes para los internautas y proveedores de internet y al incorporar el concepto “neutralidad de la red”, es decir, mismos contenidos, misma velocidad, para cualquier usuario en el mundo.
La nueva gobernanza discutida en Brasil busca un equilibrio de control entre los países en desarrollo y los que se encuentran en vías de desarrollo, promoviendo un “internet para todos”.
Sin embargo, para lograr la aprobación del proyecto de ley el gobierno del Brasil renunció a exigir a las transnacionales como Google o Facebook que almacenen información de usuarios en centros de datos de este país.
Aún más, las transnacionales se oponen a este proyecto. Veamos por qué.

Flujos de información y poder: lo que está en juego

Julian Assange, asilado en la Embajada de Ecuador en Londres desde junio 2012, y fundador de Wikileaks, revela en su trabajo “Flujos de información y poder” lo que está en el fondo del control de las redes sociales: la gobernanza de Internet desde una óptica transnacional para aumentar la vigilancia de la ciudadanía; anular la transparencia gubernamental y rendición de cuentas, y la vigilancia ciudadana sobre las autoridades.
Dice Assange que hay que ver la disputa actual de las redes sociales y su democratización en el contexto de relaciones de poder, pues para la autodeterminación -ya sea como grupo o como individuo- se necesita tener información veraz. El proceso de ser libre y de liberarse es el proceso colectivo e individual de asimilar nueva información sobre el mundo y de actuar sobre él. La información es fundamental para nuestra posición de poder frente al mundo que nos rodea, afirma.
En esta perspectiva, los grupos de poder tratan de actuar en contra del acceso a la información de calidad o información veraz. De ahí viene su necesidad de controlar las redes sociales. “El poder tratará de controlar o influir en los flujos de información con el fin de consolidar su propia posición de poder. Intentará ocultar la información a las mayorías, restringiendo su acceso a una pequeña elite que así tendrá capacidad de organizarse con rapidez y dejar fuera de juego a los demás; y tratará de dar a las mayorías información falsa, de manera que cuando éstas intenten actuar por su propio interés, tambaleen”, dice el hacker.
En el balance, sostiene Assange, si bien el internet busca ser controlado por el poder para generar información errónea, desinformación y propaganda, el internet está posibilitando el empoderamiento de las comunidades y las posibilidades para la manipulación de la información son menores. La propaganda está en desventaja en Internet por las mismas condiciones de su estructura técnica que lo diferencia de los medios tradicionales.
En lo esencial, como dice el desaparecido sub comandante Marcos: las redes sociales están desnudando el poder.

Pasos concretos para democratizar la red

¿Qué hacer para garantizar un internet libre? Sigamos a Julian Assange que reflexiona a profundidad este tema fundamental de nuestra época.
1.- La defensa de Internet supone, dice Assange, la creación de un marco jurídico que sea vinculante para los Estados, y que establezca Internet como un campo inviolable. Impedir que cualquier país, sobre todo los Estados Unidos y las demás potencias capitalistas, vulneren los derechos de los usuarios imponiendo técnicas de espionaje y vigilancia.
2.- El hemisferio sur, América Latina, tiene que proteger a sus poblaciones de la vigilancia. Se trata de crear la infraestructura física alternativa para que sus comunicaciones no tengan que atravesar las fronteras de un vigilante depredador del calibre de países como Estados Unidos, el Reino Unido o sus aliados, dice Assange.
3.- Fortalecer las infraestructuras nacionales. Para el caso de Bolivia, la dependencia es en este tema absoluta de los proveedores internacionales debido a la falta de inversión estatal.
4.- Los países deben anular sus contratos con empresas estadounidenses y rechazar las donaciones de infraestructura y tecnología subvencionada de superpotencias como China y Estados Unidos. Aquí habría que subrayar la mención del país asiático que desde muchas ópticas es considerado un “aliado”, visión errónea, tomando en cuenta el papel de este país en la economía capitalista mundial.
5.- Uso del hardware libre y apoyo a la creación de sistemas de acceso al internet propios que impidan la monopolización de la tecnología por un puñado de países como ocurrió con el NOMIC en los 70´s.
6.- Adoptar leyes que defiendan la libertad de expresión irrestricta y protección de datos, abandonando cualquier política que intente imponer la vigilancia y control al estilo de los EE.UU. en nuestros países.
7.- Rechazar el concepto de “propiedad intelectual”, ajeno a un internet libre, pero muy funcional a los intereses utilitarios de las empresas.
Queda claro que Bolivia debe construir esta política estratégica que incorpore el marco jurídico adecuado, infraestructura propia, desarrollo de hardware libre para aprovechar las enormes ventajas del internet. Una política que contribuya a profundizar la libertad de expresión en la red, sin ningún control y vigilancia, promoviendo el acceso libre e irrestricto a la red de redes.
Defender el derecho al libre acceso, participación y diálogo en las redes sociales, defender que los flujos de información del internet construyan una civilización más humana y democrática. Más que el Estado, esta es una responsabilidad de los sectores movilizados de la sociedad boliviana y mundial.
Y este es el propósito de este conjunto de trabajos de investigación que los estudiantes desarrollaron en la materia.
La defensa de un internet libre es una tarea central de nuestro tiempo y una batalla que la humanidad no puede perder, como sucedió con el NOMIC en la década de los 70s.

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