La medida pretende reactivar la economía pero excluye de beneficios laborales a los jóvenes de 18 a 24 años.
Jacqueline Fowks/El País
“¡Esto es Perú, no Bangladesh!”, “¡Somos jóvenes, no esclavos!”, reclamaban en pancartas miles de jóvenes peruanos —muchos de ellos universitarios y de organizaciones sindicales— que salieron a las calles de Lima y otras cuatro capitales regionales entre la tarde de jueves y la madrugada de ayer contra una nueva ley de promoción del trabajo juvenil promulgada por el Gobierno de Ollanta Humala el pasado martes. Durante la marcha, convocada a lo largo de la semana en las redes sociales, la policía golpeó a decenas de manifestantes cuando estos quisieron dirigirse al Congreso, lanzó gas lacrimógeno contra ellos y apaleó a mujeres que grababan con teléfonos móviles la violencia policial. Un grupo continuó la protesta caminando más de una hora hacia Miraflores, un distrito de clase media-alta. En el recorrido, la policía detuvo y golpeó a unos 30 jóvenes, y también a otros que acudieron a las comisarías a exigir su liberación.
La norma no contempla el pago de la compensación por tiempo de servicios, gratificaciones anuales, seguro de vida y bonificación por carga familiar
La Ley Laboral Juvenil forma parte de un paquete de medidas económicas para reactivar la economía y ha generado criticas porque excluye varios beneficios laborales para los jóvenes de 18 a 24 años. Prevé un régimen de trabajo temporal de un máximo de cinco años, el pago de una remuneración mínima (unos 256 dólares), una jornada de ocho horas de trabajo, 15 días de vacaciones (en vez de 30), afiliación al seguro social de salud (pagado por el Estado) y una reparación por despido injustificado. No contempla el pago de la compensación por tiempo de servicios, las gratificaciones anuales, el seguro de vida y la bonificación por carga familiar, los principales motivos de crítica por parte de las organizaciones laborales y sectores de oposición.
El Gobierno argumenta que la nueva ley tiene el objetivo de facilitar la contratación formal de jóvenes y reducir el desempleo juvenil. Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática, un 88% de los jóvenes tiene empleo informal en Perú.
El presidente Humala sostuvo el martes que hay que “ser realistas con quienes quieren tener trabajo”. “Prefiero un joven que haga sus prácticas así, a un joven que no consigue trabajo porque nadie le quiere pagar una serie de cosas que la norma establece”, aseveró antes de promulgar la ley. Subrayó, asimismo, su no obligatoriedad y su carácter temporal.