Ponencia presentada en la XII Cátedra Libre Marcelo Quiroga Santa Cruz. PROCESOS DE INTEGRACIÓN ENERGÉTICA EN AMÉRICA LATINA: VACA MUERTA

Facebook
WhatsApp
Telegram
El analista Roger Cortez sostiene que no se ve de parte del gobierno y menos de parte de la oposición una propuesta que nos permita atender la necesidad: 1) de un autoabastecimiento energético de largo plazo, y 2) una conciliación entre ese autoabastecimiento y eventuales exportaciones que realicemos con equilibrio con la naturaleza.

Roger Cortez/Docente investigador UMSA

Muchas gracias por la invitación a la Cátedra Marcelo Quiroga Santa Cruz. Los temas a los que me voy a referir esta noche son amplios y complejos para desarrollarlos en poco tiempo.
Nuestro país enfrenta en materia de energía, una situación, por lo menos, llena de interrogantes. Estas interrogantes surgen a partir de que el principal energético que utilizamos hoy día: los hidrocarburos, han menguado severamente y han disminuido las reservas de manera constante sin ninguna modificación próxima visible. Antes una situación de viraje mundial del uso y precios de los hidrocarburos, esta situación nos coloca en mayor desventaja como país.

Si hace diez años, en una evaluación completamente errada, nos decían que éramos poseedores de 40 tcf (trillones de pies cúbicos) de gas, una última certificación, nos dice que tenemos un poco más de 10 tcf. De acuerdo a estudios que se han realizado y de la capacidad de explotación y exportación que tenemos, para el año 2026, sino hubiera un incremento súbito de las reservas, las agotaríamos al ritmo actual de exportación al Brasil y la Argentina y con el crecimiento que tiene la demanda del mercado interno.

Es cierto que el gobierno ha dado, por lo menos, un paso significativo que amortigua esta situación a partir de la construcción de la planta separadora que va a permitir que dejemos de importar gas licuado y exportar una pequeña cantidad de este recurso.

Pero ante esta situación, el gobierno elegido de manera contundente, ha dicho durante la campaña y lo ha repetido que no tendríamos ningún motivo de alarma. No solo que no tendríamos por qué alarmarnos antes la persistente disminución de las reservas, sino que en mismo auditorio, el vicepresidente ha vuelto a anunciar, que no vamos a tener contratiempos de ninguna naturaleza y además, como postula el programa de gobierno, estaríamos en puertas de convertirnos en un “Centro energético continental” y en una “potencia”.

Es verdad que uno de los factores que ha llevado a la re elección de las actuales autoridades es que frente a sus adversarios han esgrimido argumentos, planes y proyectos que han tenido la virtud de tener una alta aceptación popular, sobre todo, por los beneficios que se han logrado en el curso de los últimos años a partir de la vigencia de políticas públicas impulsadas por este gobierno.

Esto no nos priva de realizar un análisis crítico de esa extrema serenidad cuando nos dicen: “No se preocupen de la caída de las reservas”, “no se preocupen de las caída de los precios del barril de petróleo”. México que tiene una participación de los hidrocarburos menor que nosotros, sí está muy preocupado, pero el ministro de economía Luis Arce nos dice que no nos preocupemos.

Veamos por qué hay razones para preocuparse y las respuestas que nos brinda el gobierno parecen completamente insuficientes.

Centro energético

La pretensión de convertirnos en un “Centro energético” es mucho decir y las posibilidades de que mantengamos nuestras exportaciones más allá del 2020 con los actuales niveles de reservas de gas natural son profundamente inciertos. Y aunque YPFB está captando cerca del 80 % de la gran inversión pública programada para el próximo año, lo cierto es que para el año 2015 todo lo que destina YPFB para la exploración son 40 millones de dólares.

Es muy difícil que las empresas transnacionales vayan a cambiar su política cautelosa que han tenido en la inversión y que por tanto podamos subsanar en los próximos años, con gastos e inversiones, esta caída de reservas.

En segundo lugar, el gobierno anuncia que nos vamos a convertir en centro distribuidor de energía no solo la generada por el gas natural sino que nos anuncia dos nuevas fuentes: la energía hidroeléctrica que significa grandes inversiones, y la gran novedad es que nos ofrece: la generación de energía sobre la base de un generador nuclear. El gobierno informa que va a destinar 2 mil millones de dólares para un generador de estas características.

Aparte de todos los problemas que tiene esta última oferta, el gobierno jamás ha explicado cuáles son las razones que lo lleva a pensar que es conveniente, positivo para el país, y su economía, para la naturaleza, para el equilibrio medioambiental la generación de energía eléctrica con generador nuclear. No ha discutido en absoluto los costos, no ha discutido si un generador sería posible con ese precio tan bajo.

Entonces estamos frente a un plan que tiene como único atractivo real, y el gobierno lo está explotando al máximo, y es posible que logre atraer a importantes audiencias de públicos y grupos sociales, tras la consigna de que nos vamos a convertir en potencia generando energía nuclear.

Se trata de una oferta verdaderamente inconsistente porque cuando analizamos la realidad del país, con un generador tan pequeño, con tanto problemas de aprovisionamiento desde la materia prima para la industria nuclear, tecnología, los daños potenciales que puede ocasionar, no tenemos noción y no nos podemos explicar por qué gastar el 15% de nuestras reservas internacionales monetarias en una verdadera aventura.

Pero si todo sale excelentemente como se dice, si pudiésemos construir el generador en unos años, su capacidad no justifica nada que nos aluda como “potencia”, que es el único atractivo del discurso gubernamental. Llamar al sentido patriotero es más propio de regímenes de derecha y de las tradiciones mundiales de ultranacionalismo. En suma, no existe una propuesta documentada y congruente.

Situación de riesgo

Estamos frente a una situación de riesgo, ante la cual la respuesta gubernamental no tiene señales ciertas de poderla afrontar. No es la primera vez que el gobierno intenta políticas de esta naturaleza.

Recordemos por ejemplo que para justificar su obsesión para construir una carretera a través del núcleo central del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure, nos planteó tres argumentos: el primero que era una obligación construir la carretera, porque hace más de 200 años, casi desde la creación de la República, se habían elaborado diversos decretos de presidentes y que había que cumplir con eso. Segundo, una misteriosa explicación fue que existían ganaderos y madereros en el Tipnis que no querían la carretera. Una explicación inverosímil, exótica, porque si algo quieren los ganaderos y los madereros es carretera. Y finalmente la idea de que la carretera en el Tipnis, integra en abstracto al país, vinculando a Villa Tunari con San Ignacio de Moxos, una zona bellísima, con alto potencial, pero nunca se presentó el proyecto económico para responder al por qué hacer una carretera, quebrantando uno de los núcleos de diversidad, de reserva forestal y lo que es más importante, un nudo hidraúlico, un nudo de cuencas que tienen la alta probabilidad de quedar contaminados y desequilibrar severamente todo el aprovisionamiento de agua en el país.

Entonces no es la primera vez que se nos presenta un proyecto capaz de generar entusiasmo, “Bolivia potencia”, olvidando que los niveles de pobreza que tenemos, que aunque han disminuido, continúan siendo altos, y con más de 1 millón de nuevos componentes de clase media que pueden volver a su situación anterior muy rápidamente, en condiciones económicas adversas. “Potencia” presuntamente, con problemas extraordinariamente graves en materia de autoabastecimiento energético, alimentario, servicios básicos de nuestra población, falta de inversiones en educación y salud. ¿Entonces por qué seríamos potencia? Seríamos potencia, según el gobierno, porque tendríamos una mini planta de producción nuclear.

Lo cierto es que no se ve de parte del gobierno y menos de parte de la oposición una propuesta que nos permita atender la necesidad: 1) de un autoabastecimiento energético de largo plazo, y 2) una conciliación entre ese autoabastecimiento y eventuales exportaciones que realicemos con equilibrio con la naturaleza. Recuerden ustedes que en su última reunión, los científicos de todo el mundo nos han señalado que una vez comprobado que el incremento de la temperatura del planeta es atribuible al hombre, necesitamos dejar de depender de combustibles fósiles de cualquier naturaleza, a más tardar en los próximos 85 años.

Reservas de hidrocarburos en el Tipnis

Hay que tomar en cuenta que la defensa del Tipnis es la defensa del conjunto de áreas protegidas del país.

Según el vicepresidente existe una cantidad inexplicable y muchos parques nacionales en Bolivia. Se olvida en su reflexión los avances, tomas, invasiones y destrucción de parques cada año. Nos dice que la defensa de los parques “es una imposición del imperio” y que, por lo tanto, lo patriótico, lo revolucionario es resistir esa imposición y entrar a los parques.

Entre otras cosas, y esa es la principal causa, para hacer exploración de hidrocarburos. Y de acuerdo a los antecedentes, es posible que sí existan reservas más o menos importantes reservas de hidrocarburos y concretamente del llamado gas no convencional o shale gas.
No cabe duda que si vamos a esta opción, las posibilidades de contaminación se multiplicarían por mil en nuestro país.

El caso de la Argentina: una verdadera integración

Frente a este panorama, tenemos el caso de la Argentina, que tiene sobre 33 mil Km2, un área extensa, un conjunto de yacimientos conocidos como Vaca muerta, que tienen un potencial de 300 a 800 tcf, lo que permitiría a la Argentina autoabastecerse por 400 años con un potencial de exportación de 660 mil millones de dólares. Este yacimiento está ubicado en la parte suroeste de la Argentina, en la Provincia de Neuquén principalmente.

Este potencial de exportación se acompañaría además con la posibilidad de que a partir del 2020 hasta el 2035, la Argentina pueda captar 128 mil millones de dólares para sus arcas nacionales y 85 mil para las provincias.

Estamos frente a la siguiente proporción: la Argentina tiene entre 300 y 800 tcf frente a 10 tcf de Bolivia.

La Argentina expulsó a Repsol y tiene con su empresa estatal acceso al 30% de estas reservas. Expulsó a Repsol pero no puede desarrollar sus reservas de gas, no puede empezar a explotarlas porque carece de socios y capitales. Tiene un socio que es la compañía Chevron, norteamericana, enjuiciada por Ecuador que le pide una indemnización de 6800 millones de dólares por daños en la Amazonia.

En la Argentina tenemos un gobierno de corte nacional que se irá dentro de dos años sin ninguna posibilidad de enfrentarse a sus adversarios, con una inflación altísima, financieramente asfixiada por los “fondos buitres” que exigen pagos altísimos que si logran su objetivo pondrían a la Argentina en una situación tremendamente crítica.

Frente a eso, hemos tenido en dos oportunidades la visita del presidente de YPF, Miguel Galuccio, que nos ha hecho la oferta de ser socios. Entonces la pregunta que yo planteo: ¿no resulta más razonable que Bolivia tome, frente a las necesidades que tenemos de carácter energético, compromisos, autoabastecimiento, capacidad de inversión, esa invitación de construir empresas transnacionales, en este caso, continentales, para hacer inversiones que son muchísimo menos riesgosas que en energía nuclear y devastación de nuestro bosques?
Fíjense qué curioso. Argentina tiene un socio que solo ha invertido 1400 millones de dólares y la Argentina necesita invertir entre el 2015 y 2020 al menos 20 mil millones de dólares. Tenemos la invitación, tenemos recursos y posibilidades, pero ¿quiénes son socios aparte de Chevron?: tres fondos buitres que están poniendo la espada en el cuello de la Argentina gracias a la compra de acciones de YPF que cotiza en la bolsa de Nueva York. De YPF Argentina, no es socia Bolivia, no lo es Brasil ni ningún otro país de América Latina.

Resulta una broma hablar de integración desde hace más de 30 años. Tenemos una Comunidad Andina de Naciones tambaleante por insuficiencias. Tenemos un Mercosur amenazado en su viabilidad. En general todo lo que hemos hecho en integración latinoamericana es de corte estrictamente comercial: aranceles, facilidades de comercio, que son insuficientes.

Lo que planteo esta noche para debatir, fuera de la chicana casi terrorista con que se amenaza desde esferas gubernamentales, que quien no está de acuerdo con un plan descabellado, ese plan energético del gobierno, sería un “enemigo del país”, es la necesidad de ampliar la mirada, de repensar en términos distintos los procesos de integración, además en un momento de cambio tecnológico.

Un ejemplo. Hoy, la empresa UBER, que es una empresa tecnológica, ha creado una aplicación que se usa en los celulares para utilizar carros de particulares para desplazarse a cualquier ciudad. UBER se ha cotizado esta mañana en 35 mil millones de dólares que es una aplicación. Esto es 20% más recursos que la empresa petrolera de España que es Repsol.

Este es el mundo que vivimos, un mundo de virajes profundos. No podemos seguir siendo ordeñadores de recursos naturales como ha sido nuestra apuesta histórica hasta el día de hoy. Tenemos que repensar la integración de otra forma.

Estas son los temas y estas son las transformaciones para debatir. Muchas gracias.

(Ponencia presentada en la XII Cátedra Libre Marcelo Quiroga Santa Cruz, Paraninfo de la UMSA, miércoles 26 de noviembre 2014)

Facebook
WhatsApp
Telegram

Te puede interesar