Raquel Seco/El País
La Fiscalía de Brasil ha lanzado este martes una dura ofensiva contra el expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva. El fiscal general, Rodrigo Janot, lo ha atacado por dos frentes a la vez: por una parte, ha presentado una denuncia ante el Tribunal Supremo por obstrucción a la Justicia debido a la sospecha de que Lula participó en la compra de silencio del exdirector de Petrobras Néstor Cerveró. Por otra, ha pedido al mismo órgano, el Supremo, que investigue al expresidente de forma general, por formar parte de la trama corrupta que operó durante años en el caso Petrobras. Si el Supremo acepta la denuncia, Lula estará oficialmente imputado, por primera vez, en el escándalo de la petrolera estatal.
Janot pide que, en total, 30 personas sean investigadas. Entre ellas incluye al líder del Partido de los Trabajadores (PT) porque según él la trama corrupta de Petrobras, responsable por pagar sobornos y desviar millones, “jamás podría haber funcionado tantos años y de forma tan amplia y agresiva en el ámbito del Gobierno federal sin que el expresidente Lula participase”.
La prensa brasileña asegura también que existe una solicitud para investigar a la presidenta Dilma Rousseff por obstaculizar la operación anticorrupción Lava Jato, aunque esto no había sido confirmado oficialmente la noche del martes.
Lula ha respondido por medio de un comunicado del Instituto Lula, la fundación que opera como su portavoz, en el que niega que haya participado de la corrupción “ni directa ni indirectamente” y califica las novedades de “juicio anticipado e inaceptable que se basa en las palabras de un criminal”. Las sospechas se basan en confesiones, entre otros, del senador Delcídio do Amaral, exmiembro del PT, que llegó a un acuerdo para revelar informaciones sobre el caso Petrobras a cambio de ventajas judiciales y que ha salpicado a los principales partidos de Brasil con sus acusaciones.
Más investigaciones
Además de investigar a Lula, el fiscal general de la República pide que el Supremo emprenda pesquisas sobre otras figuras relevantes del Gobierno, como el jefe del gabinete de la Presidencia, Jaques Wagner, el ministro de la Secretaría del Gobierno, Ricardo Berzoini, y el ministro de Comunicación Social, Edinho Silva. Pero las sospechas no manchan solo al PT, sino a un posible Gobierno de renovación en Brasil. El fiscal general lo resumió así, según el diario Folha de S. Paulo: “Las investigaciones muestran que la organización criminal tiene dos ejes: miembros del PT y del Partido de la Social Democracia Brasileña (PMDB)”, la formación del que seguramente será el futuro presidente en funciones, Michel Temer. La Fiscalía quiere investigar al líder del Parlamento, Eduardo Cunha (PMDB). Y, el lunes, señaló al principal líder de la oposición, el senador Aécio Nieves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), por corrupción y lavado de dinero. Otro mazazo para el futuro Gobierno Temer: Neves negocia estos días para unirse a él.
Preparación para los Juegos
Los ataques de la Fiscalía a la cúpula política brasileña coincidieron con un día simbólico para Brasil. A tres meses del gran evento deportivo del año, Río 2016, la antorcha olímpica llegó este martes a Brasilia, y la ceremonia en la que participó la presidenta estuvo teñida de política y de tensión. Unos 300 manifestantes a favor y en contra del Gobierno protagonizaron enfrentamientos en la capital, informa Afonso Benites.
Rousseff aprovechó su discurso para garantizar que Brasil será un buen anfitrión para los Juegos Olímpicos a pesar del “momento crítico” que atraviesa, aunque esta vez no mencionó el “golpe” de Estado que asegura que se fragua en su contra. “Conocemos las dificultades políticas que existen en nuestro país, y conocemos la inestabilidad política. Pero Brasil será capaz de convivir [con otras naciones], incluso en este período difícil y verdaderamente crítico de la historia de nuestra democracia”, afirmó.
Mientras Rousseff participaba en la ceremonia, una comisión especial se reunía en el Senado para discutir el proceso de impeachment en su contra. Todo apunta a que la semana que viene será apartada provisionalmente del poder para que esta Cámara debata su destitución definitiva. Es decir, Rousseff recibió la antorcha olímpica como presidenta, pero probablemente asistirá a Río 2016 como una espectadora más.