Ana Carolina Cortez/El País
Con una tasa de desempleo que alcanza ya el 10%, y el aumento constante de los precios, los últimos datos del Producto Interior Bruto (PIB) de Brasil confirman lo que el brasileño de a pie siente en su bolsillo cada día: que el país va para atrás. El PIB retrocedió un 5,4% en el primer trimestre, comparado con el mismo periodo de 2015. Es la octava caída trimestral consecutiva. Brasil, envuelto también en una crisis política que sacude el país desde hace meses, sufre la mayor recesión en al menos 25 años.
En relación con el último trimestre de 2015, el retroceso de la economía brasileña fue de un 0,3% en el arranque del año. Todas las actividades económicas retroceden, incluida la agropecuaria, que en trimestres anteriores contribuía para aliviar el torrente de cifras negativas. Durante el primer trimestre, el campo brasileño, con una cosecha mala de maíz, reculó un 3,7%, comparado con el mismo trimestre del año anterior.
Pero es la industria la que experimenta un retroceso más fuerte, con una caída del 7,3%, arrastrada por una caída en la elaboración de maquinaria y de automóviles. Las inversiones se despeñaron hasta alcanzar un significativo 17%, en lo que constituye la octava caída seguida. La construcción también reculó un 6,2%, los servicios un 3,7%, el comercio un 10,7% y el consumo de las familias un 6,3%. Solo las exportaciones al extranjero reflejaron un buen resultado en este primer trimestre negro.
Perspectivas de mejora
Con todo, los mercados, a juzgar por varios especialistas, esperaban una caída todavía peor. Para el economista brasileño Juan Jensen, esto último es una tímida señal de que la situación brasileña, dentro de su anemia, mejora. De hecho, los especialistas daban por hecho que el PIB brasileño se iba a desplomar este año un 3,8%. Ahora, son muchos los que pronostican que caerá solo un 3%. Según Jensen una de las causas de esto ha sido el comercio exterior.
“Las cifras hechas públicas hoy [por ayer] reflejan la situación del pasado, Lo que importa es que se detectan perspectivas de mejora en el escenario que viene”, asegura Heron do Carmo, profesor de economía de la Universidad de São Paulo (USP).
La recuperación del mercado de trabajo y de las inversiones será, a pesar de esto, lenta: “Las empresas no están trabajando al máximo de sus capacidades, es decir, hay empleados que hacen aún jornadas reducidas”, pronostica Jensen. El desempleo, para este especialista, seguirá alto a lo largo del año y solo empezará a caer en 2017.