El país recuperó gas y petróleo que estaba en poder de la Gulf por un valor de 5.000 millones de dólares; gracias a esa medida, la nacionalización del petróleo, el gobierno del general Banzer pudo sobrevivir. El 21 de agosto de 1971 el barril de petróleo se vendía en el mercado internacional a 2 dólares 50, es decir 50 pesos, el barril. Desde 1974 el barril llegó a venderse a 16 dólares, es decir 320 pesos cada barril. Otro tanto ocurrió con la medida de la nacionalización de las minas. Se vendía la libra fina de estaño a 1 dólar 50 al 21 de agosto de 1971 y ustedes habrán escuchado por radio todos los días las semanas pasadas información de que el estaño logró venderse por encima de 7 dólares 50. Bien. Eso permitió al gobierno de Banzer recibir una cantidad de dinero al año que jamás ningún gobierno en nuestra historia había recibido; todo lo que el país vende al año al exterior, todo el valor de sus exportaciones era de más o menos unos 200 millones de dólares al año hasta el año ‘71, hoy día el valor de las exportaciones está por encima de 700 millones de dólares.
Un gobierno que recibe como ningún otro en nuestra historia tres o cuatro veces más de lo que recibían todos los otros era un gobierno que no debía tener necesidad de contraer más deudas, es como si un trabajador fabril en lugar de ganar 3.000 pesos le aumentan su sueldo a 6.000, debería serle suficiente para vivir en mejores condiciones que antes y no contraer más bien más deudas y más obligaciones, debería servirle para pagar algunas de las deudas que tenía. Pero qué ha pasado con el gobierno. Bolivia debía al exterior hasta el año ‘71 más o menos 500 millones de dólares y cuando el general Banzer se fue, nos presentó a esta nueva Bolivia en quiebra, a este desastre que nos deja como herencia a nosotros y a las nuevas generaciones, una deuda externa que está por encima de los 2.500 millones de dólares; 2.000 millones de dólares en 7 años de gobierno.
Doy estos datos para llegar a una conclusión, compañeros trabajadores fabriles, durante estos siete años, un gobierno que dispuso de tres o cuatro veces más de ingresos por concepto de exportaciones, un gobierno que recibe en préstamo 2.000 millones de dólares, un gobierno que devalúa la moneda como la devaluó en 1972 lo que significa arrancarles a los trabajadores el valor adquisitivo de su salario real, es un gobierno que tuvo como ningún otro en nuestra historia condiciones favorables para utilizar esa economía extraordinaria en beneficio del pueblo de Bolivia.
[…] Voy a dar un solo ejemplo, el caso de México. México tiene un excedente exportable diario, es decir, tiene una cantidad de gas que tiene que vender afuera porque le sobra de 2.000 millones de pies cúbicos al día, es decir alrededor de 15 o 16 veces la cantidad que se está exportando ahora a la Argentina. Bien. Como ustedes saben México está colocado geográficamente en una situación muy desventajosa; tiene al norte un solo país limítrofe, los Estados Unidos de América, por eso un político mexicano dijo: pobre destino el de México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos. El vecino de México son los Estados Unidos de América, hacia el norte; y hacia el sur son los países centroamericanos, pero los países centroamericanos son muy pequeñitos y su desarrollo industrial es insignificante, no pueden ser clientes para el gas mexicano.
Entonces es un país que no tiene sino un cliente: Estados Unidos, no hay otro. Hace un año, el gobierno de Echeverría en México, a través de la empresa fiscal del petróleo que allí se llama PEMEX, igual que Yacimientos de acá de Bolivia, suscribió un contrato con empresas norteamericanas del gas y del petróleo. Por ese contrato las empresas iban a importar gas de México a 2 dólares 60 el millar de pies cúbicos, 2 dólares 60, es decir un dólar 20 más que lo que le paga actualmente la Argentina a Bolivia, por cada millar. […] Si ustedes multiplican eso por la cantidad que se vende a la Argentina, eso significa una pérdida para Bolivia de aproximadamente 300.000 dólares al día, o sea, 9 millones de dólares al mes o 100 millones de dólares al año. Y nos habla el gobierno de que está defendiendo bien los intereses del país respecto a los precios.
[…] Cual es el caso de Bolivia. Es completamente distinto. Nuestro país está rodeado de 5 países no de uno, de cinco y los cinco necesitan importar gas y petróleo porque no tienen suficiente. Tenemos cinco clientes, no uno. Pero además, los términos como acabo de explicar, en que ha convenido la Carta de Intenciones con el Brasil en lo que hace al precio y a la revisión no pueden ser peores. De modo que aquí está la prueba documental de que el gobierno ha llegado a esta negociación con el Brasil no tanto por razones económicas sino políticas; se trata de qué acuerdos políticos internacionales, porque el régimen del Brasil ha recibido del imperialismo norteamericano la misión delegada de contener el proceso revolucionario en América Latina y en el Cono Sur, y por eso la política de nuestro gobierno, desde 1971, es una política de absoluto sometimiento a los intereses del gobierno brasileño.
[…] Pero veamos si las necesidades prioritarias de la población de Santa Cruz y el pueblo de Bolivia han sido en alguna manera reparadas en los últimos años. Yo quisiera dar algunos indicadores del subdesarrollo social agravado en los últimos años. No es un hecho que toque directamente a Santa Cruz pero sí al país en su conjunto. La producción minera […], a cargo de los trabajadores mineros. Ustedes saben que el trabajador minero, por las condiciones en que se desarrolla su faena, su trabajo diario, muy pronto termina enfermo de aquello que se llama la silicosis; una enfermedad que destruye los pulmones y convierte en un anciano a un hombre de 35 años de edad. En […] no estoy citando […] a un país capitalista altamente desarrollado, en este último, el 4% de los trabajadores mineros se enferma con silicosis, el Bolivia el 25%.
Veamos lo que pasa con el ministerio de salud: el 10% está destinado al área rural, donde vive más del 60% de la población; en 1972 era el 2.6% de todo el presupuesto nacional; en 1976 bajó a 1.7%; 6 médicos para atender a 10.000 personas; 2.9 dentistas para atender a 10.000 habitantes; solo 22 ingenieros sanitarios; la asistencia social solo cubre el 19% de la población; uno de cada cinco recibe atención efectiva y estos privilegiados reciben una asistencia promedial de 4 dólares al mes. pero si se distribuye el presupuesto del sistema de seguridad social en el conjunto de la población de Bolivia, la incidencia per cápita se reduce a 80 centavos de dólar; el 75% de la población está desnutrida y la expectativa de vida es prácticamente medioeval, 45 años y fracción en las áreas urbanas y 35 años en las áreas rurales; la mortandad infantil: 18%, 157 de cada 1000 que nacen mueren antes del primer año, y estamos hablando de los que mueren y debiéramos recordar a los que sobreviven, a la mayoría del pueblo de Bolivia, a esa mayoría cuyo sistema inhumano de explotación ha dañado en su capacidad intelectual los primeros cinco años de vida y la ha incapacitado para comprender inclusive las causas de la explotación de que es víctima.
En La Paz, solo hay 4.800 familias con un ingreso de 600 dólares al año, la mayoría solamente con un ingreso de 75 a 100 dólares y el 4% de la población con un ingreso de 25 a 30. El ingreso per cápita mensual, en términos nacionales, 30 dólares. En el campo, donde vive la mayoría de la población boliviana, el ingreso per cápita se reduce a 8 dólares al mes 170 pesos. La reducción del salario real, en los fabriles, entre el año ‘71 y ‘76, del 25%. El subempleo de la fuerza laboral, el 30%
[…] El éxodo de la población, casi el 25% de la población de Bolivia vive fuera, son esas masas proletarizadas, arrojadas por la subdivisión incesante de la tierra, que terminan en la Argentina vendiendo fuerza de trabajo que es indispensable al país. Esa misma juventud, la juventud intelectual, cuya formación cuesta demasiado dinero al estado, si nosotros viéramos y vamos a ver en este momento un detalle del índice de deserción en la escolaridad primaria, secundaria y profesional veríamos y entenderíamos el fenómeno de la “exportación de cerebros”, es decir esa malformación del universitario al que se lo conduce en procura de profesiones liberales para terminar asistiendo profesionalmente a una clientela privilegiada y dar las espaldas a la realidad social de nuestro país explotado [aplausos]. El país no forma sino el 17% de la mano de obra calificada que requiere, pero importa y se propuso hacerlo seriamente, se descubrió a tiempo, racistas sudafricanos. Y desde luego planifica y ejecuta el control de la natalidad.
Veamos el problema educacional. El 55% de la población, poco más o menos analfabeta; en el campo solo el 30% de la población dispone de educación primaria. Y estamos hablando de educación primaria y hay que imaginar que por educación primaria hay que entender una escuelita rural a la que llega el hijo del campesino, después de caminar muchos kilómetros y sentarse en unos adobes en lugar de bancos y recibir una formación que sería preferible que no la recibiese jamás [aplausos]. En las ciudades y tomando solamente en cuenta el ciclo primario, en 1971 la deserción escolar es del 9.7%, en 1972 sube al 21.2%, en 1973 al 21.6%. En el ciclo medio, en 1971 es el 31.6%, en 1972 el 35.8%. Y donde viven los trabajadores de Bolivia. Dónde duermen y cómo viven estos constructores a cuyo esfuerzo se deben esos rascacielos que llenan de orgullo a la burguesía y a los sectores medios de más altos ingresos en las ciudades. En hay zonas urbanas en La Paz en que dos personas comparten un metro cuadrado y si se piensa en el costo de la construcción por metro cuadrado en la ciudad de La Paz que está en torno de los 400 dólares, la superficie necesaria para instalar una cama matrimonial alcanzaría para construir una casi habitación para un trabajador. Y el agua potable, solo el 43% de la población urbana tiene agua potable y en el campo solo el 4.1%. No hay agua potable pero hay Coca-Cola y la Coca-Cola cuesta más que el litro de leche, y lo peor de todo, que el trabajador prefiere darle a su hijo Coca-Cola y no leche porque lo que la televisión le enseña es que debe darle Coca-Cola.
Esa misma televisión que está cerrada al pensamiento popular y nacional y que se ha convertido en el monopolio político de los hombres del gobierno y en un sistema de alienación por el que se persuade a la población de Bolivia de que debe vaciarse de todo su contenido cultural y asemejarse a nuestros propios opresores “El hombre nuclear” tiene cabida en las pantallas de televisión, pero no el pensamiento popular.
[…] Una otra observación. Yo me había referido a que este era un gobierno de facto y que por lo tanto no debía consolidar una operación como ésta al margen de la voluntad y sentimiento populares y mayoritarios. Es evidente que aquél gobierno, del que yo formé parte por pocos meses, cuando se procedió a la nacionalización del petróleo [1969] era un gobierno de facto. Pero tengo que decirlo con la mayor franqueza, lo que para mi es fundamental no es tanto la formalidad, la legalidad institucional como el carácter representativo del gobierno respecto de los intereses populares; el cargo que se formula a este gobierno [el de Banzer, 1971-1978] no se reduce a su condición de facto, sino a la orientación de su política y a las decisiones que toma al margen de los intereses mayoritarios. Ahora bien, yo cometería una hipocresía imperdonable si en este momento me aviniera ante ustedes a la legalidad burguesa; mi misión, como yo la asumo es superar esa legalidad y esa institucionalidad. De modo que lo que realmente importa en la legalidad, en la constitucionalidad, es un mecanismo democrático en que se haga posible la expresión de los intereses mayoritarios, no obstante el carácter restrictivo que esto conlleva. (CONFERENCIA EN EL FORO-DEBATE DE LA FEDERACIÓN DE FABRILES,“POLÍTICA PETROLERA, GASÍFERA Y LA VENTA DE GAS AL BRASIL”, UAGRM, SANTA CRUZ, 20 DE NOVIEMBRE, 1978).
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Está entre nosotros un escritor cuya modestia no voy a ofender refiriéndome a sus méritos literarios, el señor Augusto Céspedes, autor de un cuento ciertamente antológico: “El Pozo”. Todos ustedes han debido leer este cuento que refiere lo ocurrido con una patrulla boliviana que infructuosa y denodadamente se entrega a cavar un pozo de agua que jamás encuentra y de cómo se pierde este pozo, y cuando cae en manos del enemigo también lo defrauda porque tampoco encuentra agua. Este cuento del pozo me parece hoy día digno de recordarse como simbólico de nuestro drama petrolero. Parecería ese cuento haber expresado la idea de una defensa inútil de un bien que los que conquistaron parte de nuestro territorio y no incorporaron a su patrimonio nacional y que, nosotros, al defenderlo al precio de cincuenta mil vidas, tampoco lo salvamos para nosotros. Quienes han estado en Santa Cruz han podido ver desde el atardecer dos grandes llamaradas en el horizonte, a modo de una lámpara votiva, en homenaje a esas cincuenta mil vidas inútilmente entregadas en defensa de nuestra riqueza nacional. Esa lámpara votiva surge justamente de la quema del gas. (CONFERENCIA EN LA UMSS, “EL GAS QUE NO TENEMOS”, COCHABAMBA, 28 DE NOVIEMBRE, 1967).
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Siempre me interesó el cine, siempre quise hacer cine. Más de un proyecto por ahí que quedó en nada […]. Simplemente como información […] yo creo que el cine en Bolivia tiene que tener, no tiene en este momento, una importancia grande […] porque se trata de un país cuya mayoría es analfabeta y entonces un lenguaje plástico de imágenes en movimiento creo que pueden llegar más rápidamente a la sensibilidad y a la conciencia de las personas, que medios que les están vedados simplemente por su condición analfabeta; aunque fuese nada más por esta reflexión creo que ya el cine debería ser tomado de una manera muy seria en el país [pero] no veo posibilidades de realizarse ahora […]. A propósito de la guerra del Chaco […] una cosa que me parece del mayor interés y hace tiempo he pensado en que ello debería hacerse, es el cuento este del “Chueco” Céspedes “El pozo”. (ENTREVISTADO INFORMALMENTE POR ALFONSO GUMUCIO D., PARÍS, 10 DE JULIO, 1976).
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Otra forma de daño económico flagrante inferido al país, al amparo del Código Davenport, es el ocasionado por la combustión del gas liberado por la extracción de crudo. A despecho de la disposición constitucional (el artículo 17 de la Carta Magna) que condiciona la garantía de la propiedad privada al uso que se hace de ella (no debe contrariar el interés nacional), el Código autorizaba a BOGOC [la Gulf Oil Co.] para la libre inutilización del gas. Es verdad que, al mismo tiempo y a modo de paliativo más bien simbólico, establecía una pequeña compensación económica que, desde luego, BOGOC incumplía. Mediante esta práctica obstinada y sin considerar el daño ocasionado a la vida útil de los yacimientos, (a los que se privaba de la presión gasífera que debió preservarse mediante el procedimiento de la reinyección), pero tomando en cuenta el valor calorífico proporcional a un barril de crudo estimado en 1.65 dólares, BOGOC quemó, sin compensación económica equivalente un promedio mensual de gas apreciado en 400.000 dólares. Si recordamos que el procedimiento fue utilizado a lo largo de tres años (los que precedieron al 17 de octubre de 1969, fecha de la Nacionalización del Petróleo), el valor del gas inutilizado alcanza a la suma de 14.600.000 dólares. Una cantidad que está muy por encima de la totalidad de las contribuciones que BOGOC debió pagar ―aunque tampoco lo hizo en ese monto― durante los trece años de su actividad empresarial en Bolivia. (“ANTES DE LA NACIONALIZACIÓN DEL PETRÓLEO”, EN OLEOCRACIA O PATRIA, LA PAZ, PLURAL, 1997, PP. 72-73)
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Recordemos en esta ocasión que la batalla del gas comenzó hace once años, doce para ser más precisos [1966]. Yo pido a los amigos universitarios y a quienes me escuchan que sean tolerantes, porque, por cuatro o cinco minutos haré algunas referencias necesarias. Hoy día [1978] los administradores de Yacimientos [Petrolíferos Fiscales Bolivianos] dicen que solo en los últimos meses pudieron descubrir que Bolivia era más rica en recursos gasíferos que en recursos petrolíferos, es decir, que en recursos líquidos y, no necesitaban ellos, pese a su formación profesional y a su condición de técnicos del petróleo, esperar tantos años para descubrir esto que podría saberlo cualquiera que se tome el trabajo de revisar una publicación debida al interés de los universitarios de Cochabamba, y que, reproduce completamente el debate parlamentario de 1966 [Desarrollo con soberanía. Desnacionalización del petróleo, Cochabamba, UMSS, 1967]. Cuando llamamos al gabinete de ese entonces a una interpelación por la orientación de la política petrolera, verán allá consignada la observación de que nuestro país era preponderantemente gasífero, que la naturaleza de nuestras estructuras, derivada sobre todo de la poca presión y las altas temperaturas, aseguraban yacimientos más bien de carácter gasífero que de crudo, que de líquido, y quienes revisen también esos documentos encontrarán que ya el año 1966 presentamos un Proyecto de Ley aprovechando la ambigüedad del Código del Petróleo sobre el derecho de propiedad sobre el gas, para segregar este recurso y apropiarlo al Estado.
Cuando se presentó ese Proyecto de Ley –desde luego tuvo el mismo destino que todos los otros proyectos relativos al mismo asunto: “pasar a la comisión respectiva” y dormir allá hasta el día de hoy– el gobierno a través de sus representantes, hacía uso de argumentos semejantes a los que hoy día vemos nosotros en la prensa, atribuidos a los Ministros de Estado. El Ministro de Finanzas […] dijo en una cita infortunada de una fábula, que no debiéramos imitar al perro del hortelano, que no come ni deja comer; infortunada la cita, que también fue empleada hace once años por el Ministro de Minas y Petróleo de ese entonces, del gobierno del Gral. Barrientos, porque traiciona el pensamiento del régimen a este respecto; aquel perro del hortelano que no comía ni dejaba comer es asemejable, pero no a nosotros que tratamos de impedir la negociación del gas con el Brasil, sino a quienes están resueltos a entregar el gas a favor del Brasil, a quienes desarrollan una política que impide al pueblo de Bolivia el aprovechamiento de su riqueza gasífera […] entonces la entregan para el aprovechamiento de quienes en este momento, concretamente el gobierno del Brasil requieren indispensablemente de este recurso. En ese entonces y, este es un dato importante que se ha olvidado, cuando se debatía esta Ley para segregar la riqueza gasífera y apropiarla al Estado, la empresa Bolivian Gulf resolvió obsequiar gas al departamento de Santa Cruz, sin costo alguno, para la generación de energía termoeléctrica; era una operación convenida con el gobierno de ese entonces, para asentar definitivamente el derecho de propiedad de la empresa norteamericana sobre la riqueza gasífera, pues, nadie que no fuese propietario de ella podría cederla a título gratuito, que es lo que hicieron a favor aparente del departamento de Santa Cruz. Cuando se realiza aquella operación, el entonces Ministro de Minas y Petróleo y actual Canciller de la República, Dr. Ricardo Anaya, ideó una operación que terminaba en la organización de una empresa del gas, que en el fondo, servía al mismo propósito, consolidar el derecho de propiedad del gas a favor de la Gulf
[…] Y un último argumento lo hemos dejado para el final porque reproduce una campaña publicitaria iniciada ya hace diez años y destinada a estimular el sentimiento regional del pueblo de Santa Cruz, destinada a exacerbar una contradicción incipiente entre los intereses locales y los intereses nacionales. Se dice por el gobierno, que la suspensión de las exportaciones de crudo privará al Departamento de Santa Cruz de las regalías que percibe […]. Recordemos a este respecto que cuando se nacionalizó el petróleo, los grupos minoritarios conductores de la opinión pública dirigida de ese Departamento, no sólo se limitaron a combatir la medida con los argumentos más insolventes que puede imaginarse, sino que aseguraron que la nacionalización del petróleo traería como consecuencia inmediata la suspensión del pago de regalías. Ni un solo día se dejó de pagar puntualmente, cosa que no ha ocurrido hoy con la empresa fiscal del petróleo que heredó, gracias a una decisión popular y nacional, la riqueza que recuperamos para el país: hoy día Yacimientos debe siete millones de dólares de regalías al departamento de Santa Cruz y, los que en aquél entonces combatían sañudamente esa medida, hoy muestran una tolerancia y una condescendencia con el deudor morosa que ya hubiéramos querido nosotros disfrutar en su momento.
Esta es la regla, y la realidad es que el Gobierno está utilizando con absoluta falta de escrúpulos el legítimo sentimiento de amor a su terruño y el interés que tiene el pueblo de Santa Cruz, estoy pensando en los trabajadores, de ver el cumplimiento de tareas que hacen al desarrollo de la infraestructura de servicios, agua potable, alcantarillado, luz eléctrica, derecho legítimo por mucho tiempo postergado. Pero lo que no puede ocurrir es que la dirección popular de Santa Cruz ignore la necesaria conciliación de los intereses departamentales y nacionales; lo que no puede ocurrir es que cuando ellos entren en contradicción artificial por la orientación antinacional de la política del Gobierno, piensen que debe primar el interés local sobre el nacional; porque se equivocan si creen que siquiera beneficia a su propio Departamento; habrá un beneficio aparente y de corto plazo, inmediatista, al final el daño mayor será para el propio departamento de Santa Cruz, esa riqueza alojada en el subsuelo de ese Departamento, que fue el petróleo, ha sido derrochada y dilapidada a lo largo de estos siete años [1971-1978]. Y si algún beneficio ha tenido para los pobladores de ese Departamento, no es para el campesino que se hacina en una barraca con su mujer y sus hijos para recoger algodón, no es para el trabajador agrícola, no es para el obrero, es para esa pequeña oligarquía que ha utilizado créditos del Banco Agrícola y no los ha devuelto hasta el día de hoy por un monto de 50 millones de dólares. Y aprovecho la ocasión para no sólo sugerir, para pedir formalmente a las autoridades de Santa Cruz, al Comité Pro Santa Cruz […] que nos den una tribuna para discutir el problema, documentalmente; que permitan que el juicio crítico respecto de esta negociación [venta del gas al Brasil] llegue al conocimiento del pueblo de Santa Cruz.
Lo que va a ocurrir si se consuma esta negociación, si el pueblo tolera la ejecución de este proyecto, es que antes que tarde verá Santa Cruz también agotada su reserva gasífera y verá entonces que es imposible el desarrollo de una acería, de una industria petroquímica, y lo que fue una suerte de fulgor artificial, de crecimiento económico apariencial, tornará en miseria para los propios pobladores de Santa Cruz. (CONFERENCIA EN LA UMSS, “CONTINÚA LA BATALLA POR LA DEFENSA DE LOS RECURSOS NATURALES”, COCHABAMBA, 1978).
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[El Comité Pro Santa Cruz, a través de su presidente, Ovidio Santiesteban Herrera, informó a través de un oficio de la fecha, que no asistiría pues sólo reconocía “instituciones lealmente conformadas y auténticamente representativas”]. Por qué rehuyen el debate. Hay una explicación y la explicación está acá mismo en Santa Cruz. Ustedes recordarán que no hace mucho, vino acá a Santa Cruz el general Pereda a sostener una conversación con el presidente de Occidental, la compañía norteamericana que ha descubierto crudo y gas. El crudo descubierto es en realidad una cuantía muy modesta, la producción diaria está en torno de los 2.500-2.600, eventualmente llegó a 3.000 barriles al día. Lo que tiene importancia al parecer, es el gas que descubrió la Occidental. Está en una información de prensa originada en Santa Cruz, tengo el recorte, inclusive con una fotografía. El general Pereda llega a Santa Cruz y se reúne a conversar con el presidente de esa empresa norteamericana […]. Y conversan por algo de cuatro horas no se sabe de qué. Pero ha debido ser muy importante, no solo por la extensión de la charla, sino porque el presidente de la república, no obstante su condición de facto, se toma la molestia de acudir a Santa Cruz, lugar donde está el presidente de la empresa privada y no hace que éste pida audiencia y busque al presidente en el palacio de gobierno.
Y seguiremos desentrañando esto […] si recordamos o enteramos a los que no saben de un hecho muy importante; Yacimientos, en la situación en que está, necesitaba, como ninguna otra empresa, incrementar sus ingresos. Hace ya muchos años que la declinación de la capacidad productiva de los campos de crudo acusaba un índice de tasas más menores: 11% anual; y también una tasa de crecimiento de la demanda interna aproximadamente de 10% anual. Ambos factores combinados naturalmente disminuyendo rápidamente el excedente exportable. Como todo el mercado internacional arroja utilidades, porque el mercado interno subvencionado deja pérdidas, nada era más necesario para Yacimientos que recibir el total del valor de sus exportaciones de gas a la Argentina, pero hace ya un tiempo que de una manera reservada, Yacimientos cedió una parte de su cuota de exportación de gas, que son 150 millones de pies cúbicos al día aproximadamente, en favor de la Occidental, es decir para que esta empresa conduzca su propio gas hacia la Argentina, a expensas del aporte y los ingresos de la propia empresa fiscal de petróleo. ¿Cómo se explica esto? Quien tendría que explicarnos es el gerente de Yacimientos, señor Salinas, cuyo hermano es alto directivo de la empresa Occidental.
Y tendría que explicarnos también qué relación tiene Occidental con la Gulf, y qué relación tienen estas empresas con el proyecto de financiamiento del gasoducto. Y tendrían que explicarnos muchas otras cosas más, por ejemplo: por qué tanta ambigüedad en una carta de intenciones, cuando se refiere a la definición del precio, a la cláusula de revisión periódica; y en cambio tanta precisión en lo que hace a los plazos para la ejecución acelerada del proyecto y además para la definición de una compañía privada norteamericana en particular, que es la que tiene que evaluar el nivel de las reservas, por qué no se convoca a una licitación internacional para la realización de este trabajo. Pero además, lo que dice la carta de intenciones es que esta compañía norteamericana certificará si hay reservas para respaldar el convenio internacional con el Brasil y lo que nos importa a nosotros no es si hay gas suficiente para vender al Brasil, sino si después de vendido ese gas al Brasil, queda para las necesidades nacionales.
Finalmente, quizás como piezas de un rompecabezas que van organizando un cuadro que nos permita orientarnos en […] negociaciones. El señor Larrazábal y el ingeniero Salinas anuncian la necesidad de revisar los contratos de operación suscritos con las compañías, en orden a la utilización del gas. Es decir, lo que hay acá detrás de todo esto es un descubrimiento de gas por parte de la compañía privada norteamericana, que obliga al gobierno no solamente a modificar el contrato para facilitar su utilización mediante la exportación hacia el exterior, sino que moviliza todo el aparato estatal con el apoyo del Banco Mundial, para financiar, proyectar, construir el gasoducto y vaciar al país del gas. A la empresa norteamericana no le interesan las reservas nacionales destinadas al suministro en el mercado interno, le interesa convertir ese gas en dólares y cuanto antes. Y esta es la explicación de fondo de la negociación. Porque si se piensa que el gasoducto al Brasil no terminará de construirse sino en un plazo aproximado de 3 años a partir de esta fecha, el gobierno del señor Pereda, que ha definido su periodo en solamente dos años, no sería el receptor de los ingresos provenientes de la exportación de gas, y por qué entonces se apresura, porque la situación económico-financiera es de tal gravedad, que para salir adelante necesita contraer nuevos créditos y el crédito internacional no llegará sino se asegura cuando menos que la capacidad de pago futura habrá crecido, por concepto de exportaciones de gas, en la proporción en que quiere seguir endeudándose al país.
[…] En el orden departamental estamos frente a un problema que ha constituido un factor de disensión interna en no pocos países dependientes. Se trata de la asignación de recursos con carácter local, con prescindencia de las necesidades nacionales juzgadas globalmente. Cierto que este departamento, como el resto de los departamentos orientales del país, junto a Beni, junto a Pando, fueron, a lo largo de nuestra historia por siglo y medio olvidados del poder central, pero no fueron olvidados por casualidad, no fue un hecho fortuito. Lo que fue es que la incorporación de nuestros países a la economía mundial se opera bajo condición dependiente, se nos especializa en la división internacional del trabajo como países productores de materia prima, que debe ser transformada industrialmente en las metrópolis, y entonces todo el sistema del país, absolutamente todo, corresponde a esta visión de un ”país campamento” del que hay que extraer recursos no renovables y llevarlos al menor costo hacia los puertos de exportación, con destino al mercado ultramarino. El abandono de Santa Cruz, como el abandono de Beni, como el abandono de Pando, no es el abandono de un poder central que debamos nosotros identificar con lo que se denomina el collado, es la misma clase social, es la oligarquía de 250 años a los que debemos este país dependiente y de miseria, como clase, la responsable de haber conservado el esfuerzo y la explotación en la parte occidental del país.
De cuando en cuando se escucha una voz irresponsable en otros departamentos de Bolivia, por la que se pone en duda el asombrado patriotismo del pueblo cruceño, y se menciona inclusive una tendencia separatista. Jamás nosotros acogimos esta irresponsable sindicación, porque sabemos que las poblaciones populares de la periferia, son precisamente por ello poblaciones penetradas de un sentimiento de una conciencia nacional muy desarrolladas. Lo que ocurre es que la naturaleza de la actividad productiva de Santa Cruz, predetermina una tendencia exógena, su producto está destinado más bien al mercado internacional que al mercado interno y esa es una condición de la mayor peligrosidad. Ocurre, a lo largo de la historia, lo que ocurrió en ese país que en otro tiempo fue colonia y hoy es colonizador, los Estados Unidos de América. No podemos olvidar que la razón fundamental de la secesión, de la guerra civil norteamericana en la que se impone finalmente el norte capitalista sobre el sur semifeudal, es que la actividad productiva del sur, el algodón, vincula a esa parte del norteamericano con la metrópoli inglesa que necesitaba esa materia prima para su desarrollo industrial. Y esas son las tensiones que debieran preocuparnos. El pueblo de Santa Cruz, yo no tengo la menor duda, se convertirá en el gran centinela del país, para evitar la consumación de esa negociación que pone en peligro a todo el país […] que lo que se ha firmado hasta ahora es solamente una carta de intenciones, lo dicen en un afán de disminución de la importancia que tiene la suscripción de una carta de intenciones. Sin duda que no es un acuerdo que obligue jurídicamente a los estados y no lo es porque además el gobierno este es un gobierno de facto y llegará el momento, no obstante las renuencias del régimen a convocar a elecciones, en que tengamos un gobierno representativo de los intereses populares y entonces deje sin efecto esas intenciones. (CONFERENCIA EN EL FORO-DEBATE DE LA FEDERACIÓN DE FABRILES, “POLÍTICA PETROLERA, GASÍFERA Y LA VENTA DE GAS AL BRASIL”, UAGRM, SANTA CRUZ, 20 DE NOVIEMBRE, 1978).
Fuente: TEXTOS SUGERIDOS (1963/1980): 54 Fragmentos editados. Compilación y selección de textos: Hugo Rodas Morales. La Paz, agosto de 2010, Hora 25, Nro. 75/76.