“No cesan los ánimos de venganza; señor Presidente deje de mecer esa cuna”, enfatiza la periodista en un mensaje grabado. La demanda tendrá una grave afectación patrimonial, advierte su abogado. La periodista Carmen Aristegui convocó a los medios de comunicación para denunciar una nueva etapa del “acoso judicial” en su contra, tras la demanda que le interpuso MVS.
Blanche Petrich/La Jornada
Cincuenta días antes de que el presidente Enrique Peña Nieto expresara su mea culpa por lo que llamó su “error” –relacionado con la lujosa residencia de 7 millones de dólares que su esposa compró en Las Lomas a un constructor favorecido por su gobierno–, Joaquín Vargas, el dueño de MVS, interpuso una demanda “por daño moral” contra la periodista Carmen Aristegui, por lo que ésta expresa en el prólogo del libro La Casa Blanca de Peña Nieto, la historia que cimbró un gobierno, escrito por los cuatro reporteros que develaron el caso, Daniel Lizárraga, Rafael Cabrera, Irving Huerta y Sebastián Barragán.
Esta demanda de “daño moral” entraña “un grave riesgo de afectación patrimonial” para quien fue la conductora más popular de la radio mexicana, precisó su abogado defensor, Javier Quijano. “Carmen –añadió el penalista– es objeto de una persecución política. Destruir el prólogo que escribió para el libro equivale a tomar los prólogos incómodos de todos los libros que se publican y quemarlos en una hoguera en la plaza pública”.
Al final del encuentro con la prensa se dio a conocer un video que Aristegui grabó minutos antes, en el que se dirige personalmente al presidente Enrique Peña Nieto, quien apenas hacía cuatro días había “pedido perdón” por “el error” de la Casa Blanca.
“¿De qué perdón estamos hablando, señor Presidente? ¿Cuál es el verdadero alcance de sus palabras? Pide perdón por la Casa Blanca, pero no cesan los ánimos de venganza. Señor Presidente, deje de mecer esa cuna”.
En ese mensaje, Aristegui señala que “en cualquier otro país con un verdadero estado de derecho se hubiera realizado una investigación, un impeachment o un juicio político, y muy probablemente al presidente se le hubiera obligado a renunciar. En México no. El jefe del Ejecutivo sigue en funciones y los periodistas que alentamos esta investigación fuimos echados del aire de la radio mexicana. Sabemos que no regresaremos a ella, por lo menos hasta que se acabe este sexenio”.
“Lamento el derrumbe moral”
El abogado Quijano, quien ha acompañado la defensa de Carmen Aristegui en el intrincado laberinto judicial en el que se encuentra desde marzo del año pasado, cuando ella y su equipo fueron despedidos por los Vargas –son al menos cinco demandas diferentes, derivadas en distintos juzgados–, explicó que la acusación de origen, según el demandante, es que Vargas “se sintió ofendido” por algunas expresiones del prólogo. En una de ellas, la autora expresa que la concesionaria MVS fue “inducida” a hacer “cosas tan indecentes y deplorables que quienes conocemos a sus dueños y directivos nunca imaginamos”. Añade: “Personalmente lamento el derrumbe moral de Joaquín Vargas y sus hermanos… Lamento mucho también la carga moral que han transferido al resto de la familia Vargas. Son personas a las que conozco y aprecio desde hace muchos años”.
En otro párrafo alude: “Fue una tragedia ver cómo aquellos que habían apostado por la libertad de expresión y la investigación periodística finalmente sucumbieron a presiones y componendas con el poder que ya antes habían enfrentado con dignidad y valentía”.
De prosperar esta demanda por “daño moral”, la afectación patrimonial contra la acusada sería “muy grave”, ya que, recordó Quijano, la Suprema Corte de Justicia de la Nación eliminó los topes máximos de las sanciones económicas incluidas en la Ley de responsabilidad civil para la protección a la vida privada. Antes no podían exceder los 350 días de salario mínimo. “En el ánimo litigioso de nuestra sociedad y nuestros abogados –advirtió el jurista que asumió la causa de Aristegui–, vamos hacia situaciones iguales a la de Estados Unidos, donde se puede demandar por cientos de millones de dólares”.
Por el contrario, la demanda contra la editorial no entraña una afectación económica, con la finalidad de dividir la afinidad y unidad de acción que mantienen los directivos de Random con quien Cayuela llamó “una de las autoras indispensables de nuestro catálogo”.
Ayer, en la sede de la Random House, sus principales directivos, Ricardo Cayuela y Ariel Rosales, los cuatro autores del libro y varios ex colaboradores de Aristegui, entre ellos Lorenzo Meyer y Mardonio Carballo, acompañaron a la periodista, quien citó a un grupo de periodistas y corresponsales para informarles sobre esta nueva etapa de lo que llamó un “acoso judicial” en su contra.
Todos ellos cerraron filas en torno a Aristegui, quien hace apenas unas semanas había anunciado su intención de lanzar un nuevo proyecto periodístico digital.
En su comentario, Lorenzo Meyer, historiador, recordó que “en México sí se destruían medios, pero en la Inquisición. Y en el siglo XIX la censura se hizo oficial con Santana y Porfirio Díaz. En la época actual, si este intento de censura avanza, será una señal inequívoca de que fracasó la transición. Y estaremos ante un momento como lo señaló uno de los gobernadores caciques de México, cuando definió a la moral como un árbol que da moras”.
Por último, Carmen Aristegui concluyó que “hay un tufillo de inquisición cuando se pretende impedir la circulación del prólogo de un libro sobre una investigación que ha llevado al Presidente a pedir perdón. Y a prohibir incluso que se hable de este texto en la radio, la televisión y conferencias. Es un llamado de atención al riesgo que vive la libertad de expresión en este momento”.