David Brooks/La Jornada
El presidente electo Donald Trump nombró hoy a las primeras mujeres de su gabinete en formación: una promotora de la privatización de la educación pública como secretaria de Educación y una gobernadora sin experiencia diplomática como embajadora ante la Organización de Naciones Unidas.
Betsy DeVos es una multimillonaria conservadora que se ha dedicado a promover programas de voucher para que familias puedan usar fondos públicos para pagar colegiaturas en escuelas privadas, y al nombrarla secretaria de Educación, Trump indicó que desea cumplir su promesa electoral de colocar lo que se llama “opción escolar” en el centro de su política educativa.
Trump declaró que DeVos logrará “reformar el sistema de educación de Estados Unidos y romper la burocracia que está frenando a nuestros niños para que podamos ofrecer una educación de clase mundial y opción escolar para toda familia”.
La “opción escolar” ha sido el eufemismo para la expansión de las llamadas escuelas chárter, que son financiadas públicamente pero administradas de manera privada, como el uso de vouchers con los cuales se pueden usar fondos de educación pública para pagar colegiaturas en escuelas privadas, incluidas las religiosas. La corriente conservadora de la llamada “reforma de educación” en Estados Unidos ha promovido estos conceptos en sus esfuerzos por privatizar la educación pública y romper los sindicatos del magisterio.
DeVos ha sido donante generosa para el Partido Republicano y favorita del ex gobernador y ex precandidato presidencial Jeb Bush en sus esfuerzos de reforma; hoy elogió su nombramiento.
Con nula experiencia personal en el sector de educación pública, DeVos ha promovido este tipo de “reformas” tanto en su estado, Michigan, como a escala nacional. No apoyó a Trump en la contienda (primero su lealtad fue con Bush y al final con Marco Rubio), y llegó a descalificar a quien ahora será su jefe como alguien “que no representa al Partido Republicano”.
Hoy declaró: “estoy honrada en trabajar con el presidente electo en su visión de volver a hacer grande la educación estadunidense. El statu quo de la educación es inaceptable… Juntos podemos trabajar para lograr el cambio y asegurar que cada estudiante tenga la oportunidad de alcanzar su potencial más alto”.
De inmediato los dos sindicatos nacionales del magisterio deploraron la selección de DeVos. “Al nombrar a DeVos, Trump deja claro que su política de educación se enfocará en privatizar, restar fondos y destruir la educación pública en Estados Unidos”, comentó Randi Weingarten, presidenta de la Federación Americana de Maestros (AFT). Lily Eskelsen García, su contraparte en la Asociación Nacional de Educación (NEA), acusó que DeVos “ha promovido consistentemente una agenda empresarial para privatizar, desprofesionalizar e imponer soluciones de molde a la educación pública”.
Críticos de los programas de voucher –desde el presidente Barack Obama hasta defensores locales de educación pública– afirman que su efecto es reducir los recursos disponibles para escuelas públicas al desviar fondos públicos a escuelas privadas que no tienen que rendir cuentas al público.
Por otro lado, Trump anunció el nombramiento de Nikki Haley, gobernadora de Carolina del Sur, hija de inmigrantes de India y figura reconocida dentro de la cúpula republicana, como embajadora ante la ONU. El anuncio se interpretó como un intento de diversificar su gabinete no sólo con mujeres, sino con figuras que no fueron de su círculo íntimo leal, pero que son puentes con la dirigencia tradicional del partido. Durante la contienda electoral, Haley apoyó a Marco Rubio y había afirmado que Trump “es todo lo que un gobernador no desea en un presidente”.
Trump declaró en un comunicado que Haley ha mostrado la capacidad de convocar y trabajar con gente diversa y que “será una gran líder al representarnos en el escenario mundial”.
Haley indicó que “está honrada” por el nombramiento para trabajar con Trump y “servir al país que amamos”.
Mientras tanto, al iniciar el puente del Día de Acción de Gracias, Trump continuará –desde su mansión en Florida– contemplando con su equipo futuros nombramientos, fomentando la especulación sobre si asignará el puesto de secretario de Estado al ex candidato presidencial y aparentemente ex enemigo Mitt Romney o al ex alcalde Rudolph Giuliani. A la vez, hay indicaciones de que el ex precandidato presidencial Ben Carson, el neurocirujano afroestadunidense que sorprendió con la extrañeza de su campaña, podría ser nombrado secretario de Vivienda y Desarrollo Urbano.
¿Quién ganó la elección?
Al seguir el conteo electoral final, Hillary Clinton ya superó por 2 millones de sufragios a Trump en el voto popular, aunque perdió la elección en el Colegio Electoral. Es el margen más amplio para un candidato perdedor desde la elección disputada en 1876.
Ante ello, y ofreciendo una gotita de esperanza a los derrotados votantes de Hillary Clinton, un grupo de expertos en computación, abogados electorales y académicos especializados están llamando a un recuento del voto en tres estados claves. Algunos sugieren que la tabulación del voto podría haber sido afectada por hackers extranjeros (se sospecha de los rusos) en Pensilvania, Wisconsin y Michigan; los primeros dos fueron ganados por márgenes cerrados y de manera inesperada por Trump (o sea, contra el pronóstico de los sondeos), el tercero aún no declara un resultado final.
David Moore, ex vicepresidente de Gallup y director de encuestas de MediaEthics, comentó que hay discrepancias serias en Wisconsin, Pensilvania y Carolina del Norte –los cuales si hubieran sido ganados por Clinton le habrían dado el triunfo–, que indican la posibilidad de algo irregular a tal nivel que “no podemos estar confiados de que el ganador declarado del voto electoral sea el verdadero ganador”.
Aunque algunos expertos como Nate Cohn, del New York Times, dudan que eso haya ocurrido, y la campaña de Clinton aún no se ha mostrado dispuesta a cuestionar el resultado, la candidata presidencial del Partido Verde, Jill Stein, anunció que estableció un fondo para recaudar dinero –dice que se necesitan 2 millones– con el fin de solicitar de manera formal una revisión de los resultados en tres estados. Además, hay esfuerzos de las redes sociales para apremiar al público a denunciar ante el Departamento de Justicia irregularidades en la jornada electoral y solicitar una auditoría del voto en los estados claves.
Por otro lado, algunos tienen la muy remota esperanza de que habrá urna rebelión en el Colegio Electoral. Una petición que ya superó 4 millones de firmantes y que sigue circulando llama a los “electores” de algunos estados a emitir sus votos –los cuales deben ser para el ganador de la elección en esos estados– para Clinton en lugar de Trump. Circulan versiones de que por lo menos seis de estos “electores” están buscando convencer a otros de hacer precisamente eso.