Por: Narkys Blanco
Unos 10 mil millones metros cúbicos (bcm), sería la capacidad del Trans Adriatic Pipeline (TAP), un proyecto que busca unirse a la Trans Anatolia Pipeline en la frontera turca para cruzar Grecia y Albania hasta llegar a Italia. Las obras de construcción TAP le daría a la UE la primera tubería de gas no rusa para abastecer a Europa desde Medgaz, enlace de Argelia desde hace casi una década, allanando el camino para diluir la gran proporción dominada por Gazprom del mercado del gas en Europa.
Las reacciones de la firma rusa no se hicieron esperar: el jefe adjunto de Gazprom, Alexander Medvedev, cuestionó la capacidad de Azerbaiyán para lograr la construcción y activación de la tubería y adelantó que Rusia podría intervenir para “tapar” cualquier déficit una vez que se amplíe el enlace.
La UE se preocupa porque Gazprom ha abusado de su posición dominante para ejercer presiones en varios países de Europa central y oriental, algunos de los cuales son casi totalmente dependientes del gas ruso. Proyectos rusos como el South Stream para bombear gas a Europa sudoriental bajo el Mar Negro han sido rechazados amparándose en las normas antimonopolio, mientras que funcionarios dentro de las oficinas parlamentarias de la UE han instado a prevenir “este abrazo de hierro por el Norte y por Sur”.
La primera fase de la capacidad del TAP sería ocupada mayormente por el consorcio liderado por BP, Shah Deniz IIgasfield. No obstante, algunos de los accionistas del TAP (incluyendo Snam de Italia y Fluxys de Bélgica) dijeron a Reuters que aprobarían que Gazprom también se incorporara, admitiendo que “es poco lo que pueden hacer” para evitar una licitación de la empresa rusa cuando la tubería se expanda a partir de 2020.
El año pasado, Gazprom persiguió otro esquema de canalización (el interconector Turquía Grecia Italia (ITGI) Poseidón, el primero respaldado por la Unión Europea como una alternativa a las importaciones de Rusia) para su propio uso.
La inestabilidad regional ya ha erosionado otro gran plan del bloque de la agrupación de gas de Azerbaiyán, Kurdistán, Irak e Irán, del cual se proyecta podría entregar unos 100 millones de metros cúbicos por año.