El Gobierno alivia la carga fiscal y aumenta un 36% la inversión de la petrolera tras las dudas sobre su solvencia.
Sonia Corona/El País
Pemex es la petrolera más endeudada del mundo y el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, busca revertir la situación. Su propuesta incluye la inyección de capital para la inversión y la reducción de la carga fiscal de la empresa. Este viernes, el Gobierno mexicano ha mostrado un plan que aumenta los recursos para la firma en 5.500 millones de dólares. Los directivos de la petrolera han asegurado que durante 2019, Pemex no adquirirá deuda y a la vez aumentará la inversión un 36% respecto al año pasado. “Esto nos va a permitir sacar adelante a la petrolera”, ha dicho López Obrador, durante el anuncio de las medidas.
El presidente mexicano ha optado por una ruta que en primer lugar sanea las finanzas de la petrolera, que posee una deuda de 107.000 millones de dólares. La Hacienda mexicana aliviará la carga fiscal de la empresa por hasta 773 millones de dólares, durante este año, y aumentará la cifra progresivamente hasta 2024. Además, la empresa estima que gozará de un ingreso adicional de 1.650 millones de dólares por el plan de combate al robo de combustible que comenzó en diciembre. La apuesta de López Obrador llega después de que la agencia calificadora Fitch rebajara la nota de la deuda emitida por la firma. “Es un brinco sumamente importante y sustantivo que va a permitir a Pemex a poner en orden sus finanzas”, ha asegurado el ministro de Hacienda, Carlos Urzúa.
La petrolera estatal ha visto aumentada su deuda y disminuida su producción en los últimos años, por lo que el Gobierno mexicano optó en 2013 por la apertura del mercado energético a la inversión privada. López Obrador, sin embargo, tiene otros planes para la industria y para Pemex. Sin anular la reforma energética de su antecesor, el presidente mexicano ha decidido detener los proyectos privados y enfocar la atención en la compañía estatal. “Para apoyar a Pemex no hay límites, porque es una empresa estratégica, fundamental para la nación; una empresa que ha sido muy maltratada, por decir lo menos, una empresa que fue saqueada, sobre todo en este periodo neoliberal de las empresas con más corrupción en el mundo”, dijo López Obrador, el jueves.
La deteriorada situación de la firma ha complicado los planes del presidente. La fragilidad de la compañía se muestra en el declive de su producción ––de 1,7 millones de barriles diarios, cuando hace 15 años era de 3,3 millones de unidades por día–– y en el rezago de la compañía respecto a otras del mismo calado. La carga fiscal ––que se estima es de entre 65% y 70%–– ha impedido que la empresa aproveche sus recursos para la expansión de diversos proyectos. La reforma energética de Enrique Peña Nieto modificó en 2013 el régimen fiscal de la petrolera para eliminar impuestos y cobros de derechos por su producción, pero la responsabilidad fiscal de la empresa siguió siendo generosa.
López Obrador se ha mostrado siempre en contra de la apertura del sector energético en México. Incluso, ha dado a las petroleras privadas una tregua de tres años para entregar sus primeros barriles de petróleo obtenidos de los yacimientos del golfo de México. Al mismo tiempo, ha emprendido la tarea de devolver el papel protagónico de Pemex en el sector energético. “Los tecnócratas que apostaron a la privatización, que son corresponsables de la quiebra, del fracaso de Pemex, están ahora en una postura, para decirlo suavemente, de escepticismo, de que no se va a poder, que es mucha la deuda de Pemex, que va a ser imposible rescatar a Pemex. Yo acepto el desafío, vamos a sacar adelante a Pemex y va a ser una empresa productiva, una empresa que va a tener utilidades, que va a tener ganancias”, dijo.
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“Si me hubiera aceptado Halliburton, no estaría aquí”
S.C.
La selección de cuatro miembros de la Comisión Reguladora de Energía (CRE) ha coincidido con el giro energético en México. El presidente Andrés Manuel López Obrador envió al Senado los perfiles de 12 candidatos a los cargos públicos en este organismo. Las entrevistas a los aspirantes, en los dos últimos días, han reflejado que buena parte de ellos no cuenta con el perfil necesario para pertenecer a la CRE. La mayoría reconoció desconocer cuáles son las atribuciones de este organismo.
Ángel Carrizales, ingeniero químico y miembro del cuerpo de seguridad de López Obrador, omitió en su solicitud que participa en el equipo de ayudantía del presidente aunque reconoció que ha trabajado en el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). El candidato reconoció que no sabía cuáles son las tareas del Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) y que el puesto en la CRE no era su primera opción de empleo: “Si me hubiera aceptado Halliburton y Schlumberger, no estaría aquí, ni en el país”, dijo.
Por otra parte, la aspirante Guadalupe Escalante explicó que antes de la entrevista no sabía cuál era el trabajo de la CRE, lo buscó en Internet y durante la entrevista leyó las definiciones que encontró en línea. Finalmente, Jorge Amaya, otro de los candidatos, fue cuestionado sobre conceptos energéticos y cuando se le preguntó sobre la definición de los Certificados de Energías Limpias ––bajo las iniciales CEL–– respondió apuntando a su teléfono celular: “Esto es un CEL”. Los senadores de oposición han señalado que la terna enviada por el presidente no cumple con las características mínimas para los cargos que se pretenden ocupar.