La contundente victoria del senador en Nevada, que ha probado su capacidad de movilizar a latinos y jóvenes, le coloca como favorito para la nominación.
Los caucus de Nevada abrieron el sábado un nuevo capítulo en las primarias del Partido Demócrata con una contundente victoria del senador Bernie Sanders que superó con mucho las propias expectativas de su campaña. La composición demográfica y geográfica de la victoria de Sanders no solo le coloca en cabeza de las primarias con claridad por primera vez, sino que arroja serias dudas sobre la viabilidad de las demás candidaturas. Con más razón cuando las primarias se adentran en su semana definitiva, donde el voto de las minorías y los jóvenes van a ser los factores determinantes para consolidar a un solo favorito en una carrera inusualmente superpoblada a estas alturas.
Al principio de la competición, las convenciones políticas de EE UU habían situado al exvicepresidente Joe Biden como la opción más fuerte entre los demócratas. Esa impresión se hundió después de las dos primeras votaciones, en Iowa y New Hampshire, donde no logró ser primero ni segundo. La semana pasada, Bernie Sanders y el alcalde Pete Buttigieg se podían considerar empatados en la cabeza de estas primarias. Ya no. Después del resultado del sábado en Nevada, las primarias demócratas de 2020 son una carrera entre Bernie Sanders y todos los demás.
Con el 60% escrutado el domingo por la mañana, Sanders había obtenido el 46% de los delegados estatales de Nevada. Los siguientes cuatro candidatos juntos tenían el 50%. Las cifras finales del recuento son irrelevantes. Sanders más que duplicaba en votos al segundo clasificado, el exvicepresidente Joe Biden (20%), haciendo inútil cualquier intento de cantar victoria. La victoria era tan clara que la agencia Associated Press anunció como ganador a Sanders cuando solo se había escrutado el 4% de los votos.
Durante el último año, un ejército de cientos de voluntarios ha recorrido Nevada puerta por puerta (más de 500.000 visitas en persona, según la campaña) pidiendo el voto para Sanders. “Hemos juntado una coalición multigeneracional y multirracial que no solo ha ganado en Nevada, sino que va a barrer en todo el país”, dijo Sanders a sus seguidores en San Antonio, Texas, donde se encontraba ya el domingo por la noche haciendo campaña de cara al supermartes.
En esa frase estaba dando la clave de su victoria y la razón por la que es tan significativa de cara a las siguientes citas. Nevada era el Estado más diverso de las primarias. El 30% de la población es latina. El 20% de la población ha nacido en el extranjero. Bernie Sanders ganó entre todos los grupos demográficos clave, según una encuesta a pie de urna de NBC. Ganó uno de cada dos votos de latinos. Ganó un tercio de los votos de los jóvenes. Ganó uno de cada cuatro de los que dicen que su prioridad es vencer a Trump, y también uno de cada cuatro de los indecisos que se decidieron en los últimos días. Solo quedó por detrás de Biden en el voto de los afroamericanos, que son el 10% de la población de Nevada.
Las siguientes citas son en Carolina del Sur, donde no se puede ganar sin liderar el voto entre los afroamericanos. Es probablemente la última oportunidad de Joe Biden, al que las encuestas colocan primero en el Estado, con un 50% de apoyos entre ese colectivo. Pero inmediatamente después, el 3 de marzo, se celebra el llamado supermartes, con primarias en 14 Estados que repartirán un tercio de los delegados demócratas que van a elegir al nominado en julio.
Ese día votan California y Texas y se reparten 415 y 228 delegados respectivamente (Iowa tiene 41, por ejemplo). Aunque son Estados muy grandes y complicados, la composición demográfica hace inevitable sacar conclusiones de Nevada. En California vive una cuarta parte de todos los latinos de Estados Unidos. Componen un tercio del electorado. En Texas, a menor escala, la composición es la misma.
“Yo creo que si ganamos California y Texas, esto está hecho”, decía el sábado por la noche en la fiesta de celebración de la campaña José La Luz, un veterano sindicalista portorriqueño que ayuda como estratega de la movilización latina de Sanders. Lo decía con mucha prudencia y porque EL PAÍS le preguntó directamente sí o no, pero esa es la sensación que han dejado los resultados de Nevada. No se puede competir con un candidato que se lleva el 50% del voto latino cuando los dos Estados con más delegados, California y Texas, tienen un 30% de votantes latinos y una población muy joven de hijos y nietos de inmigrantes. Es como salir a jugar el partido con 1-0 en el marcador.
Entre los demás candidatos, ninguno amagó el sábado con arrojar la toalla. Las senadoras Elizabeth Warren y Amy Klobuchar, el exvicepresidente Joe Biden, el alcalde Pete Buttigieg y los millonarios Tom Steyer y Michael Bloomberg parecen dispuestos a llegar, al menos, hasta el supermartes antes de replantearse la campaña. La senadora Warren, que no ha conseguido quedar entre los dos primeros en ninguna de las primarias hasta ahora, reaccionó a los resultados desde Seattle, donde ya está haciendo campaña de cara al supermartes y se declaró dispuesta a “luchar”. “Faltan muchas etapas y puedo sentir el momentum”, dijo.
Por primera vez, Nevada permitió el voto anticipado para los que no pudieran estar en los caucus el sábado. La campaña de Warren considera que eso les ha perjudicado. La senadora tuvo una actuación extraordinaria en el debate del miércoles en Las Vegas, cuando puso contra las cuerdas al magnate Michael Bloomberg delante de 20 millones de personas, cuando ya se había cerrado el voto anticipado. Por tanto, puede argumentar que los resultados de Nevada no reflejan el nuevo impulso de su campaña. En Seattle se volvió a presentar como el azote de los millonarios.