A 40 años de la desaparición física del líder socialista (1980-2020). El papel de los intelectuales en países dependientes: MQSC (TEXTO Y AUDIO COMPLETO)

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En esta entrevista en radio Fides realizada por el Sacerdote jesuita José Coy, en agosto de 1971, Marcelo Quiroga Santa Cruz, define con claridad meridiana el papel de los intelectuales en una sociedad dependiente y atrasada como la boliviana: “El intelectual en una sociedad en crisis debe ocupar el papel que  corresponde al vigía. Debe ser al mismo tiempo el hombre que denuncia y el hombre que señala un camino. El hombre capaz de esclarecer y hacer explícita aquella preocupación colectiva latente, inexpresa en el alma popular y nacional”, sostiene el líder socialista.

 

José Coy (JC): Marcelo Quiroga Santa Cruz es una figura intelectual literaria y política. Por desgracia para su faceta literaria, Marcelo Quiroga Santa Cruz, parece haberse inclinado recientemente, con preferencia, por lo político, sin perder nunca de vista, eso es cierto, su la calidad intelectual. ¿Marcelo que ha escrito y publicado usted después de “Los Deshabitados” de carácter literario?

 

Marcelo Quiroga Santa Cruz (MQ): De carácter estrictamente literario, solamente algunos comentarios. En cuanto a obra de ficción propiamente no he publicado absolutamente nada nuevo, aunque si tengo bastantes escritos y pienso próximamente publicar.

 

JC: Han pasado muchos años desde aquella novela. ¿Ha evolucionado usted? ¿En qué sentido y con qué consecuencia?

 

MQ: Desde el punto estrictamente literario si se ha dado en mí una evolución. Creo que ésta se sitúa en el plano estrictamente técnico. Me resulta un poco difícil adelantar algún juicio sobre las innovaciones que en el aspecto de la técnica literaria se dan en mi obra reciente, por un doble motivo. Primero porque es de una manera claramente comprensible, difícil para uno, ser al mismo tiempo juez y parte; y por otra parte porque tendría que referirme al mismo tiempo que las innovaciones de carácter técnico también objetivamente a la obra misma como un modo de ilustrar estas innovaciones y esto no es posible en un programa de esta naturaleza.

 

JC: ¿Qué balance, ahora al cabo de varios años, hace de aquella novela (Los Deshabitados) que en su momento tuvo importancia? ¿Qué importancia aún sigue conservando esa obra?

 

MQ: Yo pienso que es una obra con el mérito y al mismo tiempo con las insuficiencias propias de una primera obra. Me gusta, no me satisface del todo. Tal vez en su tiempo cuando se publicó tuvo el mérito de cierta modernidad formal y sobre todo expresó un punto de vista universal burlando un poco esas limitaciones tradicionales impuestas por un criollismo que no lograba alcanzar trascendencias suficiente. Sin embargo esto que me parece que es un mérito es también una deficiencia porque era una obra sin carácter locativo, absolutamente desarraigada, con una preocupación universal por el destino del hombre, pero también con olvido del hombre nuestro, me refiero al hombre de mi pueblo.

 

JC: Durante mi segunda estancia en Bolivia, en 1965, hice un comentario, a los inicios de mis colaboraciones literarias, sobre “Los Deshabitados”. ¿Recuerda mi comentario? ¿Quiere por favor hacer la crítica de aquella crítica?

 

MQ: Si, recuerdo muy bien ese comentario, aunque no con el detalle que me gustaría recordar. Sin embargo, me parece que en la crítica se sostenía que era una obra coherente, porque siendo obra de un ateo, se decía en ese entonces, guardaba una coherencia interna, general, no se contradecía y además me parece que se le reconocía, de un modo amable y hasta generoso, algunas excelencias. Creo que es todo lo que recuerdo de aquel comentario.

 

JC: ¿cuál es el origen de su vocación literaria?

 

MQ: Cronológicamente está muy distante. No sabría señalarlo. En realidad en los primeros años de vida. Respecto de algunas circunstancias particular que hubiese determinado el descubrimiento de mí mismo de esta vocación tampoco podría señalarlo. Tal vez se trata simplemente de un problema de sensibilidad y modo de reaccionar ante las cosas y los hechos.

 

JC: ¿Cuál debe ser a su juicio la función del intelectual en la sociedad boliviana actual?

 

MQ: Bien, yo creo que nuestra sociedad es una sociedad en proceso acelerado de transformación estructural. El intelectual en una sociedad en crisis debe ocupar el papel que  corresponde al vigía. Es como lo he dicho alguna vez ante los universitarios un poco el ojo de la sociedad. Debe ser al mismo tiempo el hombre que denuncia y el hombre que señala un camino. El hombre capaz de esclarecer y hacer explícita aquella preocupación colectiva latente, inexpresa en el alma popular y nacional. Creo que esta es la función que corresponde a un intelectual.

 

JC: Me parece que todo intelectual consciente y serio tiene una aspiración y al mismo tiempo una angustia en el sentido de que muchas ocasiones el intelectual pretende ponerse al servicio del proletario, el proletariado en general, el obrero y el mundo obrero. Y en muchas ocasiones esa angustia viene precisamente de no saber cómo llevar a cabo ese servicio porque son de dos mundos, al fin y acabo, muy dispares. ¿Es posible ese servicio al pueblo de parte del intelectual y cómo?

 

MQ: Yo creo es posible y en mi caso intento servirlo. Para ello he tenido que abandonar la preocupación restrictiva y de auto satisfacción, me refiero a la estética, para entregarme, sobre todo, a mis obligaciones como hombre comprometido con el proceso revolucionario. A pesar de mi origen clasista me he abrazado de la ideología de la clase trabajadora y me he puesto a su servicio. Pero lo hago en una doble dimensión: como un combatiente en el proceso revolucionario y, al mismo tiempo, sin dejar mi condición intelectual, intentando el esclarecimiento cotidiano, el análisis de nuestra problemática nacional y la búsqueda de caminos más prontos al establecimiento de una sociedad más justa.

 

JC: ¿Cuál debe ser a su juicio la misión política del  intelectual, si es que debe tenerla?

 

MQ: Ser fiel a su condición intelectual, aún dentro de la actividad política que frecuentemente, y sobre todo, en el área de la dependencia, exige de nosotros una actitud militante y combatiente, tiende a arrastrarnos a la lucha, con despreocupación de la índole esencialmente intelectual de aquel combatiente pensador.

 

JC: ¿Puede darse a veces una incompatibilidad entre una auténtica actuación intelectual y un compromiso político?

 

MQ: En mí mismo quizá se resume un poco este drama de la ambivalencia, la solicitud de dos órdenes de actividad. El ser disputado por esta tentación de lo literario y al mismo tiempo por la obligación política y popular. Evidentemente plantean una disyuntiva que se resuelve por el abandono de alguna de ellas. En mi caso intento, no sé si con fortuna, conciliar esta aparente discrepancia o incompatibilidad haciendo mi papel de escritor pero desde la trinchera también de luchador revolucionario.

 

JC: ¿Vive usted exclusivamente de su actividad literaria?

 

MQ: No, en lo absoluto.

 

JC: ¿Qué escritores han influido más en su forma personal de concebir la literatura?

 

MQ: No sabría mencionar en este momento ningún autor en respuesta a su pregunta, sin que esto signifique la pretensión de ser yo, a tal punto original, que desconozca cualquier género de influencia.  Pero es que mi concepción de la literatura, no proviene, que yo me hubiese  dado cuenta de ello, de la influencia o hubiera sido determinado por influencias del algún autor que yo deba mencionar.

 

JC: ¿Y corrientes o tendencias literarias qué más hayan influido, hay alguna?

 

MQ: Creo que podría citar varios nombres de autores, que por haber logrado de mí una cierta preferencia. Han debido naturalmente ejercer alguna influencia. Desde luego están autores como: Dostoievski, Kafka, Joyce, Faulkner, Proust, esto para hablar de literatura europea o literatura norteamericana.

 

JC: ¿Cuál sería a su juicio el impacto de las culturas autóctonas en la literatura boliviana?

 

MQ: Bueno creo que lamentablemente la cultura autóctona tiene escasa o casi ninguna influencia en la literatura nacional. Se ha intentado por mucho tiempo, primero como consecuencia de la alienación cultural de nuestra sociedad, de la artificial europeización determinada por los núcleos minoritarios detentadores del poder político y al mismo tiempo confeccionadores de una superestructura cultural alienante, se ha intentado, digo, un remedo de la producción cultural europea y, en concreto literaria. Después de haberse percatado, sectores mayoritarios o intelectuales radicalizados de esta forma simiesca e infructuosa de hacer literatura imitativa, se desembocó también en una imitación solamente formal de lo autóctono. Esto dio origen a una escuela criollista sin ninguna profundidad, casi una imitación de tarjeta postal para consumo turístico. Creo que estamos entrando, no solamente en Bolivia, sino más bien, sobre todo, en Latinoamérica a una tercera etapa que es lo que nos aproxima a lo nuestro, pero un poco siguiendo las receta tolstoyana: “describe bien a tu pueblo y serás universal”. En la segunda etapa tomaron en cuenta esta consigna literaria, describir al pueblo pero olvidaron que había que describirlo bien.

 

JC: Hay una frase de Kazankzakis que me recuerda a esto. Dice Kazankzakis: “Aquél que sufre y lucha sobre un terrón de tierra, sufre y lucha sobre toda la tierra”.

 

MQ: Exacto.

 

JC: ¿Cuál es a su juicio el impacto de la literatura clásica española en la herencia cultural boliviana?

 

MQ: Sustancialmente, en razón del lenguaje común, de la instrucción escolar y universitaria, de la enseñanza de la historia de la literatura hispana, hay una influencia que, sobre todo, en razón de la escasa modernidad de nuestras manifestaciones literarias, se manifiesta como una pesada tradición esquematizada, casi esclerosada, de uso o estrictamente pedagógico. En suma, no hay una visión vital de la literatura española clásica y en cuanta a la contemporánea es casi desconocida en el medio.

 

JC: ¿Cuál es a su juicio las características básicas de la literatura latinoamericana?

 

M.Q. Bueno, un poco me he referido a ello a propósito de una pregunta anterior. Creo que con autores como García Márquez, sobre todo, otros como Vargas Llosa, el peruano, Cortázar, aunque, en otra dimensión con matices que lo diferencian claramente de los anteriores y muchos otros nombres que habría que citar, se ha dado esta nueva corriente literaria Latinoamericana, en la que se expresa lo latinoamericano, pero desde un  punto de vista universal.

 

JC: ¿Cuál son los postulados básicos de su arte, o dicho en otras palabras, cuál es su credo artístico?

 

MQ: Hay un principio de ética intelectual irrenunciable que consiste en decir lo que se piensa. Ese credo al que usted se refiere, quizás podría resumirlo yo en la convicción de que no podría yo aceptarme a mí mismo, en condición de intelectual, si no fuese capaz de decir, en todo momento, y a pesar de cualquier consecuencia, aquello que pienso.

 

JC: ¿Cuál sería a su juicio la obra cumbre de la literatura boliviana?

 

MQ: Creo que está por escribirse.

 

JC: ¿Cuáles son sus escritores latinoamericanos preferidos?

 

MQ: No quisiera emplear la palabra autor preferido, porque esto implica renunciamiento de otros que tienen también tienen ciertas condiciones o virtudes literarias que son estimables. Pero, desde luego, me gusta la obra de García Márquez, me refiero, sobre todo, a “Cien años de Soledad”. Me parece una obra de gran calidad de la que habría que hablar mucho.

 

JC: Y escritores extranjeros

 

MQ: He mencionada ya algunos de ellos de los que han dejado posiblemente una influencia indirecta.

 

JC: ¿Cuál debe ser a su juicio la función de la crítica literaria?

 

MQ: Desde luego me parece que la tarea del crítico literario es de muy relativa importancia respecto del autor. Me refiero a aquellos autores que sobre todo en las artes plásticas, en menor grado en la literatura, son creadores intuitivos, sin ninguna conciencia lúcida de los méritos y deméritos de su obra propia. En la literatura se da un grado de conciencia mejor, por lo tanto, la crítica literaria me parece que ejerce una influencia o cumple una tarea de muy escasa importancia, pero sí la tiene y, en grado sumo, en relación con el lector. Me parece que una de sus misiones debe ser la de contribuir a educar la preferencia del lector por obras que cumplan una tarea mejor que la de entretener sus momentos de ocio.

 

JC: ¿Cuál debía ser a su juicio la función de la enseñanza de la literatura, tanto a nivel secundario como universitario?

 

MQ: Como una experiencia personal, de estudiante en años ya lejanos, y de catedrático en tiempos recientes puedo decirle, empezando por señalar algo a propósito del método o procedimiento empleado en los cursos de literatura, que debería comenzar por rechazar la referencia del profesor, en abstracto, a obras de las que el alumno no tiene un conocimiento objetivo. Partir del conocimiento objetivo de la obra misma. En cuanto a la función de la enseñanza de la literatura, creo que sobre todo debería proponerse el despojar a la actividad literaria y a la lectura de la obra literaria de ese carácter entre inocuo y superficial que se da  por las minorías casi iletradas que predominan en nuestro medio y que otorga a la literatura una significación parecida a la que tiene un entretenimiento.

 

JC: Yo solo quiero decir que no concibo ni la enseñanza, ni el ejercicio de la crítica literaria, sino como un procedimiento de enseñanza o de aprendizaje de cara a la lectura de la literatura.

 

MQ: De acuerdo

 

JC: ¿Cuál es a su juicio la función del periodismo literario o más ampliamente cultural?

 

MQ: como toda otra forma de periodismo, la divulgación aprovechando los medios persuasivos que son los rotativos de hoy, para llevar las masas el conocimiento y preferencia y frecuentación de la obra literaria de calidad.

 

JC: ¿Qué opinión le merecen a usted los premios literarios?

 

MQ: En algunos casos probablemente sirven para estimular a escritores jóvenes que de este modo encuentran mejores condiciones y ánimos para perseverar en su carrera o en su oficio. Pero en general, creo que los premios literarios se basan en pautas muy discutibles, casi sin excepción, incluyo también el premio nobel que nos ha dado ya muchos ejemplos de determinaciones dudosas.

 

JC: ¿Cómo ve usted el actual panorama cultural boliviano?

 

MQ: Yo soy optimista respecto de la actividad cultural en Bolivia. Y soy optimista porque creo que ese proceso de jibarización de la cultura, a lo largo del periodo republicano, fue consecuencia natural e inevitable de la conformación de una estructura cultural y jurídica determinada por los grupos dominantes y oligárquicos que impidieron el desarrollo de una cultura nacional, que no puede ser sino el resultado del acceso a la cultura de las grandes mayorías populares.

 

JC: ¿Cuál de ser a su juicio la misión de la universidad?

 

MQ: La misión de la universidad fundamental debería ser, y en esto estoy absoluto de acuerdo con la tesis de federación de trabajadores mineros de Bolivia, que postula la unificación de la Universidad Boliviana bajo la hegemonía ideológica y política de la clase trabajadora, la de formar no solamente técnicos y profesionales que el país necesita, sino, sobre todo, bolivianos y hombres comprometidos con el interés popular y nacional dentro de un proceso de liberación para la construcción de una sociedad justa.

 

JC: ¿Es posible poner la cultura al servicio de ese objetivo?

 

MQ: Yo creo que debe ponerse al servicio de esa finalidad.

 

JC: ¿Cómo se puede hacer?

 

MQ: En el caso de la universidad modificándola estructuralmente. Nuestras universidades, forman profesionales inspirados en la ideología liberal, para los que generalmente es difícil encontrar fuentes de trabajo dentro de nuestro país. Esto hace que también Bolivia sea un exportador de cerebros, que es un fenómeno común en los países del  tercer mundo. La explicación es que el país forma mal profesionales que no necesita y luego se propone darles el trabajo que no puede ofrecerles. Debemos invertir el orden y hacer que nuestras universidades formen los profesionales que el país necesita.

 

JC: ¿Se prevé a corto plazo esa reforma estructural de la Universidad Boliviana?

 

MQ: Si, los trabajadores mineros de Siglo XX formularon la iniciativa de organizar una universidad minera en ese distrito. Luego comprendieron que la idea de organizar una universidad obrera, paralela a la universidad tradicional boliviana, era un error y pasaron rápidamente a la concepción revolucionaria de la proletarización de toda la universidad boliviana. Ante la dificultad de concretar a breve plazo este objetivo que ya ha sido aceptado por las universidades del país, en siglo XX se está gestando un movimiento muy importante para la organización de una universidad. En una primera etapa reducida a la estructuración de una Facultad nacional de Minería que forme profesionales y técnicos medios, al mismo tiempo que contribuya a la mejor capacitación de obreros de mano calificada.

 

JC: ¿Finalmente qué proyectos literarios lleva usted entre manos?

 

MQ: Hay unas dos o tres obras que están en procesos de conclusión. Las tres son de ficción, al mismo tiempo que debo concluir, en un plazo más o menos perentorio, un trabajo de análisis, es más bien un ensayo relativo a la política petrolera en Latinoamérica, y creo que esto me va tomar unos seis o siete meses más. Tal vez dentro este plazo pueda ya conocerse alguna de estas obras que estoy trabajando actualmente.

 

JC: Radio Fides le agradece muy sinceramente a Marcelo Quiroga Santa Cruz, su presencia esta noche en nuestros estudios. Muy buenas noches.

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